¿Con el voto en blanco, le cumplimos a Colombia?

María Yolanda Jaramillo G.

No le cumplimos a nuestra querida patria, en este momento de gran exigencia, hacia el cambio de lo político – social. No hacerlo es dar la espalda a más de catorce millones de votantes, que han manifestado su inconformidad, hastiados de los vicios sin límites que han llevado al Estado, a la situación que hoy se vive.
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El escritor Holandés Bernard Mandeville gran observador y analista sagaz de su tiempo, publicó en el siglo XVIII una obra, que dibuja nuestro paisaje del siglo XXI, con la obra “La fábula de las abejas, vicios privados, virtudes públicas”, “un enjambre numeroso de abejas habitaba en una espaciosa colmena. Allí  en una feliz abundancia vivían tranquilas… nunca vivieron abejas bajo un gobierno tan sabio; sin embargo, nunca hubo abejas tan inconstantes y tan insatisfechas. La cantidad de abejas era enorme y millones de abejas se ocupaban de satisfacer la vanidad y las ambiciones de otras abejas, que solo se dedicaban a consumir los productos del trabajo de las primeras. A pesar de la gran cantidad de obreras, los deseos de aquellas abejas quedaban insatisfechos.

Tantas obreras y tanto esfuerzo apenas podrían mantener el lujo de la mitad de la población. Sin embargo, las diferencias –o, mejor dicho, las desigualdades– no acababan aquí. Algunas con grandes capitales, y poco esfuerzo, obtenían ganancias muy considerables. Otras, condenadas a utilizar la hoz y la pala, solo podían ganarse la vida con el sudor de su frente, y agotando sus fuerzas en los oficios mas penosos. Había otros que se dedicaban a trabajos por completo misteriosos, que no requerían aprendizaje, ni capitales, ni esfuerzos. Estos eran los vividores, los parásitos, los intermediarios, los jugadores, los ladrones, los magos, y en general todos aquellos que odiando la luz –con practicas deshonestas- se aprovechaban del trabajo de sus vecinas, que al no ser capaces de engañar eran menos desconfiadas.

A estos se les llamaba bribones, pero si su tráfico era respetado, se les otorgaba un nombre más honorable. Todos los que ejercían alguna función o cubrían algún cargo, poseían su propia especie de pillería… los Ministros engañaban a su Rey y saqueaban impunemente el tesoro público. Además la justicia se dejaba corromper, con dádivas y la espada que llevaba solo recaía sobre las abejas pobres y sin recursos. Con esta injusta severidad se trataba de mantener a salvo al poderoso y al rico. 

En resumen, se pregunta Bernard Mandeville ¿quién podría describir en detalle todos los fraudes que se cometían en aquella colmena?... 

Sabemos que el voto en blanco es un derecho político de las democracias, pero en este momento es el menos apropiado, como voz que busca el cambio.

Hagamos realidad el popular refrán “No hay mal que por bien no venga”, y elijamos entre los dos candidatos que están respaldados por catorce millones de votos, para llegar a ejercer la presidencia de Colombia. 

 

 

 

MARÍA YOLANDA JARAMILLO

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