Los premios Nobel

Cada año por estos meses el mundo se contagia de expectativa ante la nominación y posterior entrega el 10 de diciembre de los premios Nobel. Este galardón que por viejo no deja de ser interesante como quiera que se entrega desde 1901, es sin duda el mayor reconocimiento a los investigadores del mundo científico por los mejores avances logrados en el año inmediatamente anterior.

Este premio que no se puede entregar de manera póstuma o ser compartido por más de tres personas, es el honor con el mayor significado en el aspecto científico. Como alguna vez lo dijera uno de los galardonados, es una verdadera lástima que estos aportes a la ciencia premiados con el Nobel no se puedan compartir con el común de la sociedad dada su especificidad y especialización incompatibles con el conocimiento normal de las personas, convirtiéndose por el contrario en un tema restringido para muy pocos conocedores del tema. 

Quizá por lo anterior, los premios que mayormente despiertan la curiosidad y expectativa del mundo, sean el premio Nobel de la Paz y el premio Nobel de Literatura. Para estos dos últimos Colombia casi siempre figura con alguna nominación, habiendo logrado este preciado objetivo solo una vez con García Márquez. Pensando con el deseo aspiramos a que muy pronto otro colombiano logre otro Nobel, ojalá en el mundo científico porque sin duda en este momento hay distinguidos científicos con suficientes pergaminos como para merecerlo. Con la paciencia que toda América Latina esperó para que se le reconociera su literatura hasta conseguir varios de estos premios, así también muy pronto creo que nos puede ocurrir con nuestros aportes a la ciencia, así sea para desvirtuar el viejo paradigma de que la ciencia no se habla en español. Imposible determinar cuántas de estas investigaciones premiadas continúan su avance hasta llegar a convertirse en verdaderos aportes a la dignidad humana, mejorando su calidad de vida.

Otras seguramente se quedarán en el plano especulativo o como simples teorías para explicar la complejidad del mundo. De todas maneras lo importante es resaltar que exista todavía una institución como la academia de Suecia dispuesta a valorar en el mejor sentido el trabajo callado y abnegado de los científicos del mundo. El discurso de entrega de premios encomendado cada año al Nobel de literatura, nos permite pensar que la buena literatura no tiene fronteras ni lenguajes especializados que restrinjan su total disfrute.

Credito
ALFONSO MARÍN

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