¡Ah, las incoherencias¡

Mario García Isaza

El pasado 30 de marzo, martes santo, el editorial de El Tiempo tenía este título: Cuidar a los niños. Giraba el comentario del periódico en torno al caso de la niña Sara Sofía Galván, que, con todos sus detalles escabrosos y la intrincada maraña de contradicciones y de detalles de escalofrío ha mantenido ya por semanas en vilo a la sociedad colombiana; y abogaba por que ese caso se convirtiera en el “símbolo que despierte conciencia sobre los atropellos que sufren los niños en nuestro país”. Casi al terminar, y tras haber ilustrado el tema con estadísticas aterradoras, el editorialista consignaba esta especie de compromiso : “…esta sociedad, las autoridades, los medios, claro está, tenemos la obligación moral, humana y constitucional de cuidar bien a los niños, de protegerlos de manos criminales”
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¡Qué bien! ¿Quién no estaría de acuerdo con ese planteamiento? Yo, sin vacilar, estamparía mi firma para suscribirlo. Sin embargo, me surgen de inmediato  acerbos interrogantes: ¿cómo compaginar esas reflexiones y esos compromisos con la campaña que los medios de comunicación más poderosos de Colombia, El Tiempo entre ellos, orquestan continuamente en favor del aborto y en apoyo a sus promotores, oficiales y privados? ¿Es que los niños no nacidos aún, sólo por eso, ya no son sujeto de ese derecho a ser protegidos y cuidados con amor y ternura? ¿Será que sólo cuando ya, como la linda Sarita, alcancen la posibilidad de embelesarnos con su sonrisa y con sus retozos encantadores adquiriremos nosotros el deber de protegerlos de manos criminales? ¿No tendrán, por el contrario, precisamente porque aún no tiene voz y son totalmente inermes, más derecho que cualesquiera otros, a ser protegidos, a que todos nos hagamos cargo de sus derechos, comenzando por el de la vida? ¿Las que los matan cuando aún están en el vientre materno, no son, por esa circunstancia, manos criminales?... ¡Ah, las incoherencias!

MARIO GARCÍA ISAZA

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