“Iglesias paralelas” en Latinoamérica

Santiago Martin

Los obispos de Bolivia han estado en el Vaticano en visita “ad limina”, que es una especie de rendimiento de cuentas amigable que los obispos de todas las naciones del mundo deben hacer ante la estructura central de la Iglesia cada cinco años más o menos. Es tradicional que el Papa les reciba en audiencia. Antes, además de la reunión colectiva, había tiempo para las audiencias privadas. Ahora están todos juntos con el Santo Padre. Este es un momento muy especial para la Iglesia en el país en cuestión, pues pueden exponer con franqueza cuáles son sus problemas, sus esperanzas y lo que están haciendo para resolver unos y fomentar las otras. Además, y sobre todo, escuchan la palabra del Vicario de Cristo, que les orienta, les anima y también les consuela o les corrige.

En esta ocasión las palabras del Santo Padre han sido muy sencillas, pero sin duda muy útiles. Quizá aprendida la lección después de lo de Venezuela, el Papa ha dejado claro que los obispos tienen todo su apoyo ante lo que está sucediendo en su país. Porque de eso era de lo que le acababan de informar los pastores bolivianos. En primer lugar, la cuestión del aborto; como en otras naciones, una vez aprobado el aborto por motivos lacrimógenos, se amplía a otros y se convierte de facto en un aborto libre. En segundo lugar, el cada vez mayor control de la educación por parte del gobierno comunista de Evo Morales. Y, por último, pero no menos importante, el surgimiento de una “Iglesia paralela”, fomentada por el régimen, que sea dócil a las consignas marxistas del gobierno boliviano.

Si esto hubiera sido dicho por los obispos de un país como Estados Unidos bajo el mandato del actual presidente, sin duda que los medios de comunicación de todo el mundo habrían hecho eco de semejante denuncia. No sólo el aborto o la educación, sino la creación por parte del gobierno de una “Iglesia paralela”. Hay que imaginar los titulares y el gran despliegue informativo mundial. Pero ha sido dicho por los obispos de la humilde Bolivia y ha pasado desapercibido. Claro que también influye el hecho de que sea la izquierda y no la derecha la que esté promoviendo esa “Iglesia paralela”. Una vez más nos encontramos con las dos “varas de medir”, para unos corta y para otros larga, que pone de manifiesto el poderoso control que la izquierda tiene sobre los medios de comunicación en el mundo. Pero lo que más me preocupa no es eso. Me preocupa, y mucho, que el gobernante criticado por los obispos sea alguien que se presenta ante su pueblo y ante el mundo como el político predilecto del Papa. No digo que lo sea, sino que él se presenta así. Las fotos están ahí para demostrarlo, y no en último lugar aquella de la entrega de un crucifijo con la hoz y el martillo, durante la visita del Santo Padre a Bolivia, o las tomadas en el Vaticano en las varias audiencias que le han sido concedidas. ¿Qué efecto tendrá esto en el sencillo, fiel y buen pueblo católico de Bolivia? Otro dictador, Maduro, está insistiendo en que el Papa está con él y que son los obispos -y el secretario de Estado- los que están contra él. Lo mismo hace Evo Morales: el Papa está conmigo y no con esos obispos reaccionarios, traidores a la patria y vendidos al capitalismo yanqui. Un mensaje que es pura dinamita y que dará alas a esa “Iglesia paralela” denunciada abiertamente por los obispos bolivianos.

¿Qué está pasando en Latinoamérica” O mejor, ¿qué puede pasar? No creo que se deba tomar lo de Bolivia o lo de Venezuela como anécdotas. Si la Iglesia está ya desangrada por la cuestión de las sectas, lo de las Iglesias paralelas filo-marxistas puede ser el golpe de gracia. ¿A dónde creen que va a ir la poca clase media que queda? Porque los pobres hace tiempo que ya se están marchando a las sectas, huyendo de una Iglesia ideologizada que no sabe tocar ni satisfacer su corazón. Los ricos y la clase media posiblemente no se irá a las sectas, porque intelectualmente les resultara difícil, pero se irán a las filas de la increencia, que es la que verdaderamente aumenta en Latinoamérica. Con Ratzinger, cuando era prefecto de Doctrina de la Fe, se paró ese golpe gracias a los dos documentos que la Iglesia publicó sobre la teología de la liberación. Ahora vuelven y están crecidos. Que los valientes y esforzados obispos bolivianos se atrevan a decirlo abiertamente al Papa indica que la cuestión es más grave, y probablemente más generalizada, de lo que a algunos les gustaría reconocer.

Misioneros del Agradecimiento

Fundador Franciscanos de María

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