Ibagué está envejeciendo

Edwin Andrés Martínez Casas

En el análisis de la calidad de vida de una ciudad, es importante tener en cuenta la evolución de la estructura poblacional, pues en alguna medida esta estructura permite hacer ejercicios de prospectiva y planificación a largo plazo, teniendo en cuenta las tendencias globales de crecimiento de la población, el peso de grupos poblacionales específicos (niños o adultos mayores, por ejemplo), entre otros factores. 

Por ello es importante tener en cuenta la etapa de la transición demográfica por la que está atravesando Ibagué, así como la presencia o no del bono demográfico.

De acuerdo con el Dane, la población de la ciudad de Ibagué entre 2008 y 2015 pasó de tener 515.424 a 553.524 habitantes, es decir 38.100 habitantes más. Sin embargo, la tasa de crecimiento interanual de la población pasa de 1.08% en 2009 a 0.97% en 2015. A pesar de ello, el rasgo central de la dinámica poblacional de la ciudad es que su población sigue creciendo no solamente por la evolución de la población oriunda de la capital musical, sino debido a la migración hacia Ibagué de personas de otras ciudades grandes, donde los problemas de movilidad, calidad del aire, entre otros factores, están influyendo para que algunos habitantes de estas ciudades se ubiquen en ciudades un poco más pequeñas. 

Este fenómeno de crecimiento y “boom” de las ciudades intermedias, fue destacado en el Séptimo Foro Urbano Mundial, desarrollado en Medellín en 2014.

Resulta claro que en todo el periodo mencionado la evolución de la razón de dependencia –la relación entre la población en edad productiva y la que está en edad no productiva- muestra que aún la ciudad está viviendo su bono demográfico, pues la población en edad productiva tiene la capacidad potencial de generar suficiente riqueza social como para atender las necesidades de la población en edad improductiva.

No obstante, hay algunas tendencias que señalan: i) el cambio de tendencia de la Razón de Dependencia en los próximos años y ii) la aceleración de la transición demográfica y en especial del envejecimiento de la población. En efecto, la tasa de crecimiento poblacional más grande se ubica en la población mayor de 65 años: en el quinquenio 2010-2015 fue de 17.49%.

El punto mínimo de la razón de dependencia será en 2018, año a partir del cual nuevamente la población en edad improductiva empezará a crecer más rápido que la población en edad productiva, lo cual implica un reto enorme en materia de políticas públicas, pues en el futuro las demandas sociales en materia de atención a la primera infancia y al adulto mayor serán más grandes.

Con este panorama, resulta claro que las iniciativas que desarrolle la administración municipal en los próximos cuatro años resultarán vitales para el futuro de la calidad de vida de la ciudad, pues tendrá que enfrentar el cambio de tendencia de la razón de dependencia que implica un envejecimiento relativo de la población, lo cual impacta negativamente sobre las posibilidades de aumentar las tasas de crecimiento y elevar el nivel de bienestar y calidad de vida de la población. 

Fortalecer la atención en salud, avanzar en la solución de los problemas del sector educativo tanto en cobertura como en calidad que influyan sobre el fortalecimiento del capital humano y el tejido social, así como aumentar las oportunidades de empleo, será clave si se pretende aprovechar la estructura poblacional heredada del bono demográfico vivido en la ciudad de Ibagué entre el año 2000 y el 2018. Este es uno de los retos de largo plazo más importantes a los que se enfrenta la actual administración municipal.

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