Pastores con olor a oveja

Los corazones de todos los católicos han palpitado una y otra vez frente al Papa Francisco (Jorge Mario Bergoglio): su carisma natural, su sencillez, su humildad y espontaneidad, su impresa austeridad, el complacerse entre la gente con firmes convicciones en favor de los más desprotegidos, su rápida expresión y audacia en la palabra.

Los corazones de todos los católicos han palpitado una y otra vez frente al Papa Francisco (Jorge Mario Bergoglio): su carisma natural, su sencillez, su humildad y espontaneidad, su impresa austeridad, el complacerse entre la gente con firmes convicciones en favor de los más desprotegidos, su rápida expresión y audacia en la palabra: han forjado, en pocos días, el fundamento de un pontificado y el giro de la historia de la iglesia universal.

Ha convocado a todos los sacerdotes del mundo para que salgan a las calles, a los extramuros, a la periferia; ha emplazado a todos los dirigentes para que consoliden sociedades solidarias con valores de justicia y de dignidad humana; ha recordado que el odio y la soberbia ensucian la vida, porque de estas sale las intenciones malas que destruyen; ha advertido que: “solo el que sirve con amor sabe custodiar”, mensaje este de carácter ecuménico, que supone un cambio de actitud, una nueva esperanza, una gestión dinamizadora de los gobernantes para que regenten los pueblos con inclusión y con respeto a la diferencia, y de esta forma luchar con igualdad y equidad contra el desempleo la pobreza, la inseguridad. Recomendaciones estas que no solo son ejemplos sino también signos proféticos que están despertando al mundo del deslumbramiento superfluo y arrasando  barreras ideológicas, religiosas y sociales a nivel mundial.

En consecuencia, y como verdad de a puño hay que reconocer que la elección del Papa Francisco en este momento histórico es propicia para Colombia, ya que la nueva contienda electoral por la Presidencia de la República se ha vuelto un ruedo  convulsivo de excesos y diatribas que están minando la posibilidad de una convivencia armónica. Por ello se debe puntualizar el llamado suplicante del Sumo Pontífice hasta que se destierren las declaraciones agraviantes y las opiniones maniqueas que tanto mal hacen a los pueblos; hasta que nuestros ex presidentes aprendan: a no estigmatizar a quienes no coinciden con sus pensamientos, a no atentar contra la dignidad de sus opositores democráticos, a no entregarsen a sus aspiraciones soportadas en los efímeros privilegios que trae el poder y no en verdaderos programas de gobierno.

Queridos expresidentes, invocando y parodiando el ejemplo santo: la Patria implora para que ustedes tengan la capacidad y osadía de activar lo más hondo de vuestros corazones, bajen el calor de sus afrentas y rencillas de vieja guardia, sean ustedes también pastores con olor a oveja: lo cual no significa cosa diferente a que se acerquen a los más necesitados con propuestas reales y viables; a que convoquen al electorado con prácticas que sirvan de ejemplo; que se unten de pueblo; que huelan a tierra; que se conduelan con el sufrimiento de nuestra gente; que se sensibilicen con los dramas humanos, sociales y ambientales que estamos padeciendo; que vayan a la periferia y no proyecten planes de gobierno desde el centro; porque es allí en ese borde de la realidad donde hay tanto abandono estatal y sangre derramada, donde hay tantos trabajadores que ni siquiera saben que hay leyes laborales y de seguridad social que los protegen. 

Credito
ROSMERY MARTÍNEZ ROSALES Representante a la Cámara

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