Votar a conciencia y pensar el voto

Hace poco decía Pierre García con mucha razón que estaba indignado por la manera como se hace política en el Tolima. La invitación es a que los ciudadanos nos levantemos contra esa corrupción y votemos a conciencia en estas elecciones.

Cuanto mayor sea la proporción de ciudadanos que acuden a las urnas a votar a cambio de dádivas o que haciendo parte de una maquinaria reciben una instrucción inapelable de un líder comprado, mayor será el atraso y menos la calidad de vida de la sociedad. Es una regla de oro; los vicios de la democracia se pagan con atraso y violencia.

Por eso este 30 de octubre debemos votar sin presiones por el candidato que mejor interprete nuestros clamores y que ofrezca las mejores garantías de responsabilidad  preparación  y transparencia.

El próximo gobernador de los tolimenses tendrá que avocar un serio problema de pobreza, atraso y falta de oportunidades. La solución pasa por tener una gran voluntad política para invertir en lo social y por lograr un aumento significativo de la inversión privada en el marco del TLC, aprovechando grandes obras de infraestructura como la doble calzada Bogotá - Ibagué, el aeropuerto de Flandes, el Túnel de La Línea y el Triángulo del Tolima.

Por eso es tan importante no equivocarnos en la próxima elección de Gobernador y elegir a Luis Carlos Delgado Peñón. La elección de Delgado Peñón es un acto de sensatez política; no podemos elegir a alguien cuya falta de preparación lo hace incompetente para el cargo, y más grave aún, cuyo perfil sicológico, que le impide discernir correctamente, lograr acuerdos y trabajar en equipo, lo hace no apto para el mismo.

En mis largos años de periodista de opinión siempre me he identificado con el trabajo que ha realizado el doctor Carlos García Orjuela por este departamento; por eso acogí con entusiasmo su orientación de apoyo al doctor Delgado Peñón.

Pero mi mensaje en este medio también ha sido siempre la defensa de los postulados uribistas que transformaron esta patria, por eso no concibo que una persona seriamente cuestionada y que tendría procesos en la Fiscalía por vínculos con grupos ilegales, pueda ser el gerente de la seguridad democrática.

Solo alguien con una trayectoria de verticalidad frente a todas las formas de ilegalidad, como Delgado Peñón, tiene la autoridad moral para orientar a la fuerza pública en la protección de la vida y la libertad de los tolimenses. Es una reflexión que he compartido con muchos amigos Uribistas que han decidido su voto por el doctor Delgado.

Con Luis Carlos Delgado tendremos un gobernador asumiendo totalmente las riendas del poder y respondiendo a los ciudadanos por sus actos, prenda de lo cual será su larga trayectoria de hombre público y su indiscutible liderazgo.

No podemos someter al departamento a una gobernación parcelada, con un instrumento dócil de apetitos voraces a su cabeza, agente de terceros elegido con votos prestados, que desaparecerá del escenario con la misma facilidad con que hizo su aparición, y al final, nadie termine respondiéndole a los tolimenses.

En las fuerzas que apoyan a Delgado se ve una identidad de principios y programas, más que de puestos y contratos.  

Yo, desde mi humilde capacidad de contribuir a la causa tolimense, prestaré mi concurso desinteresado, como miembro del comité asesor ad-honoren de empresarios que incluye a hombres de talla nacional como Gustavo Gaviria, Carlos Guillermo Aragón o Carlos Alberto Barberi, en la asesoría a un gobierno del doctor Delgado para la formulación de grandes proyectos en nuestro departamento y su promoción a inversionistas nacionales y extranjeros.

Votemos bien, el reloj de la historia marca una nueva hora para el Tolima, llegó la hora de pensar en grande, quedémonos con la preparación sobre la improvisación, con la cordura sobre el delirio, quedémonos con Luis Carlos Delgado Peñón.

Credito
FRANCISCO JOSÉ MEJÍA

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