Paloma Valencia Laserna

.

Cuando aún se oía el eco de los boletines de la registraduría y los elegidos se encerraban en las cavilaciones del cálculo político, ya estaba Paloma Valencia en el Líbano, en Mariquita, en Ibagué, y en el Espinal, agradeciendo a sus electores su curul en el Senado y su apoyo al presidente Uribe. No necesitó Paloma de grandes titulares que la proclamaran como senadora de los Tolimenses; la gente que se arremolinaba a su alrededor en sus caminatas de agradecimiento era un testimonio de que una aurora despuntaba en el alba de la política Tolimense.

La campaña al senado en el Tolima del Centro Democrático recayó sobre sus hombros; la vieron en Chaparral alzando su voz contra las ignominias de las Farc, la vieron en el Líbano exponiendo con maestría la solución al problema cafetero, la vieron en Ibagué homenajeando a la madre del general Barrero y caminando en los barrios dialogando con los excluidos, y así la vieron en otros 15 municipios ganándose el cariño de sus coterráneos en jornadas extenuantes.

Paloma es tolimense por parte de su madre, Dorotea Laserna, quien vive en Ibagué, y es nieta de don Mario Laserna. La historia del progreso del Tolima pasa necesariamente por la familia Laserna; el primer ferrocarril de Ambalema a Ibagué, la primera luz eléctrica que alumbró a los ibaguereños, y el primer canal de riego que convirtió estériles pedregales en fecundas tierras que son el sustento de miles de familias que viven hoy de la industria del arroz. Pero el emprendimiento de don Mario Laserna trascendió nuestra tierra y lo llevó a fundar la Universidad de los Andes, y su inteligencia superior le granjeó contertulios como Albert Einstein.

Y es caucana por el lado paterno, nieta del expresidente Guillermo León Valencia; un prodigio de la palabra, una cumbre de la moral, de una agilidad mental inverosímil que arruinaba a sus contradictores en la primera frase, y para quien el sentido del deber llegaba hasta el paroxismo de abrazar la posibilidad de la muerte si ese era el precio que requería la preservación de la democracia. Así lo demostró en su lucha contra la dictadura de Rojas Pinilla. Fue un gran presidente, el primero que demostró que a la paz se llega a través de la seguridad y el derecho.

Pocas veces la genética conspira para verter en una mujer, de manera tan perfecta, la sangre de dos hombres: así es Paloma Valencia, inteligente, emprendedora, carismática, tallada en granito, de verbo fácil, demoledora con sus contradictores, pero siempre tomándose en serio los argumentos del contrario, magnánima y sencilla, no la halagan los oropeles y está dispuesta al sacrificio para defender sus ideas.

En materia de políticos es más importante la calidad que la cantidad, de nada le sirvió al Cauca tener cuatro senadores, y de nada le servirán a Córdoba sus musas y sus ñoños, pero de mucho nos servirá Paloma en el Tolima. Su sensibilidad social y su visión del desarrollo serán fundamentales para superar el rezago en materia social y productiva del departamento. Pero su presencia también cambiara la política; nuevos líderes querrán emularla y empezarán a derrumbarse las barreras que han erigido las maquinarias para impedir la entrada de gente buena a la política.

Ha quedado bien servida nuestra tierra, el Tolima ganó mucho en las pasadas elecciones con Uribe y con Paloma, ahora solo nos falta elegir a Óscar Iván Zuluaga presidente para que entremos en una nueva era de progreso y ventura.

Decía Antonio Machado de la tierra castellana “La madre en otro tiempo fecunda en capitanes, madrastra es hoy apenas de humildes ganapanes”. Hoy el Tolima vuelve a ser tierra de grandes, tenemos una gran capitana!!

Credito
FRANCISCO MEJÍA

Comentarios