La codicia del tahúr

Francisco José Mejía

La racha ganadora no dejo al tahúr alzarse con el Dinero y marcharse, esa ultima mano, donde se apostaba todo, no para ganar algo adicional pero si para garantizar la ruina del contrario, era una mano demasiado tentadora para dejarla ir; al fin y al cabo, su supremacía en el arte del engaño, esa imperturbabilidad de su rostro ante la trampa, esa ausencia de un mínimo rictus que revele sus intenciones, le había asegurado la victoria una y otra vez. Ahora no seria la excepción, seria la apoteosis, el pináculo de la trampa hecha gloria, el cesar victorioso avanzando con el enemigo uncido a su carro de guerra. Pero antes, una precaución por si el bluff perdía efectividad: marcar el naipe, hacer la trampa para que las probabilidades se multiplicaran a su favor: bajar el umbral del 50% al 13%

Juan Manuel Santos no convoco el plebiscito porque fuera un demócrata, lo hizo para arruinar al uribismo, y de contera, para hacerse con una póliza de seguro expedida por el pueblo colombiano, similar a la que obtuvo Poncio Pilatos de la multitud que pedía la crucifixión de cristo. Si, el asesinato de Jesús fue el resultado de un plebiscito que convoco Pilatos para lavarse las manos por si ese galileo resultaba ser el hijo de dios que proclamaba ser. El costo de la póliza? Trecientos cincuenta mil millones de pesos por la registraduria para organizar los comicios, y quizá billones en mermelada para comprar los votos. Una nimiedad para tan encomiable fin.

Pero a este tahúr le pasara lo que a todos que han sido antes que el y que serán después: la codicia lo arruinara. Esta vez la multitud pedirá la absolución de cristo, esta vez sus artes no le servirán de nada, esta vez ira derecho a la derrota. En la ultima mano, cuando ya todo parecía perdido y la trampa se erguía campeona, se habrá de salvar Colombia. La audacia que en el pasado le dio el triunfo será su perdición.

Los cálculos que habrán fallado serán los de creer que el pueblo es tan cobarde como él y cederá al chantaje para apaciguar a la bestia, y el de asumir que la mayoría de los colombianos compartimos su relatividad moral. Ya no será la palabra paz con su dócil Paloma en las solapas el espejismo que garantizara las mayorías. Ahora habrá un documento firmado donde se consagra campeón al delito con el otorgamiento de curules e impunidad total para terroristas culpables de crímenes atroces. Ahora habrá un documento que institucionaliza la ya perversa practica de politizar la justicia con un tribunal que a la vez que indulta a los criminales encarcela a los opositores honestos que no estén dispuestos a aceptar el indulto por crímenes que no cometieron. Ahora habrá un documento que colectiviza la propiedad y la producción agropecuaria en millones de hectáreas, con lo cual se reducirá la oferta alimentaria para las ciudades con su correspondiente escases e impacto en los precios, y la patria quedará tachonada de enclaves socialistas desde donde se le hará la guerra a la sociedad. Ahora habrá un documento que crea una institucionalidad paralela (en parte armada) para emplear a los desmovilizados mientras que a los ciudadanos honrados que están desempleados se les dificultara más conseguir trabajo por cuenta de los desequilibrios fiscales que ocasionan estas larguezas. En resumen: ahora habrá un documento firmado que presenta una hoja de ruta perfecta para la disolución del estado de derecho, y los colombianos tendremos la oportunidad de decirle NO. Por eso, esta vez, la codicia del tahúr nos habrá salvado.

Comentarios