Petro sacó los colmillos

Francisco José Mejía

En una arenga de plaza pública en Puerto Tejada el candidato Gustavo Petro dijo “que bonito sería que Ardila Lule le vendiera las tierras de Incauca al Estado para repartírselas a los pobres de Puerto Tejada para que produzcan comida”.

Por su puesto que el “vendiera” de Petro no es otra cosa que la expropiación. Exactamente igual hizo Chávez en Venezuela: conmino a los tenedores legítimos de tierras y luego de empresas a que le vendieran sus propiedades, y a la postre no les pagó nada, pero sí terminó acabando con todo el aparato productivo venezolano. Esta vez Petro fue mas allá de su propuesta original de expropiar solo los “latifundios improductivos” por la vía de unos impuestos prediales tan altos que sus dueños no tendrían otra opción que entregar las tierras al Estado.

Ambas propuestas son engañosas: ni la hacienda Incauca existe porque quienes le venden la caña al ingenio son tenedores legítimos de 880 predios, ni los latifundios improductivos existen en Colombia (alguien ha visto alguno?). Lo que sí es verdad es la intención de empezar su gobierno expropiando el campo colombiano exactamente como lo hizo Chávez, quien cuando era candidato fue mucho mas recatado que Petro con respecto a sus intenciones expropiatorias.

Chávez expropió el campo Venezolano generando una diáspora de los antiguos propietarios hacia el extranjero y fraccionando los predios con nuevos propietarios a quienes les regalaron la tierra. Como resultado de este nuevo modelo productivo el campo venezolano dejó de producir alimentos, pero en medio de la gran bonanza petrolera, Chávez sustituyó toda la producción interna con importaciones. Pero qué pasó cuando el barril de petróleo cayó a 40 dólares?

Que sobrevino una crisis humanitaria pavorosa que se refleja en el dato de la encuesta sobre condiciones de vida en Venezuela realizada por un grupo de universidades: el 64% de los encuestados reportó haber perdido en el último año 11 Kg en promedio de peso por la escasez de alimentos. Chávez no paró en el campo, como tampoco lo hará Petro quien fue su asesor en la implementación de su modelo expropiatorio, siguió con la industria, razón por la cual en Venezuela escasean todos los productos de la canasta familiar como el papel higiénico, y se destruyeron todas las fuentes de empleo.

Los ricos de Venezuela se fueron, los pobres se quedaron padeciendo “la revolución”, y Chávez creó una nueva clase de ricos: los corruptos burócratas que no producen nada, que no generan un solo puesto de trabajo y que viven como parásitos de la miseria del pueblo Venezolano. ¡¡Qué tragedia!!

La idea de que la pobreza de las comunidades de Puerto Tejada se soluciona quitándole la tierra a unos tenedores legítimos y destruyendo toda la riqueza y el empleo que genera la industria azucarera, es absurda y es exactamente la misma lógica que llevó a Venezuela al fracaso. El camino para solucionar la pobreza de Puerto Tejada y del resto de Colombia es el que propone Iván Duque, que consiste entre otras propuestas en promover la creación de empresas que generen empleo formal a través de un conjunto de políticas como incentivos tributarios, en que la institucionalidad del Estado esté al servicio de la población más vulnerable y no de clientelas políticas, en que los niños tengan una nutrición adecuada para empezar su vida educativa adecuadamente, que estudien en jornada única, que se gradúen con doble titulación y los de estratos uno y dos puedan entrar a la universidad gratuitamente.

Esto de Petro no es un cuento, el país está jugando con candela. Por eso la campaña de Iván Duque no es un asunto de políticos, es un asunto de ciudadanos preocupados por su futuro y el de sus hijos. El próximo 27 de mayo la sociedad Colombiana tomará la decisión más trascendental de su historia. Los venezolanos tomaron la decisión equivocada y no paran de llorar, como Jeremías, tanta desolación.

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