El Jefe de Estado y la santa

Más o menos desde los 15 años de edad abandoné toda creencia religiosa y dejé la religión católica en la cual fui educado desde muy temprana edad. Un relato de esta bella experiencia (la de dejar la religión) lo hice en el libro Manual de Ateología, publicado en 2008.

Más o menos desde los 15 años de edad abandoné toda creencia religiosa y dejé la religión católica en la cual fui educado desde muy temprana edad. Un relato de esta bella experiencia (la de dejar la religión) lo hice en el libro Manual de Ateología, publicado en 2008.

Al no pertenecer a esa comunidad, me es un tanto indiferente la canonización de la madre Laura: un acto de esta naturaleza es un asunto interno de cada religión y concierne sobre todo a sus practicantes.

Quiero sin embargo comentar un suceso que ha despertado molestia entre varios amigos seculares o no creyentes: la asistencia del presidente Santos a la ceremonia de canonización en Roma. Varios han juzgado ese acto como una violación del carácter laico del Estado, por cuanto estaría el Jefe de Estado, representante de la Nación, participando en un acto propio de una cierta iglesia o confesión.

Creo en la importancia del Estado laico y secular. Y creo que nunca sobran las acciones en su defensa, pues es frecuente que ciertos prosélitos de una u otra confesión quieran utilizar de alguna manera el poder público para imponer su agenda.

Pero como soy amigo en todo del espíritu práctico, creo que tampoco hay que llevar las cosas a extremos. La participación del Presidente en esta ceremonia debería verse sin prevenciones.

Primero, porque no es un acto que produzca efectos políticos o jurídicos que coarten o aminoren las libertades públicas. Y segundo, porque la presencia simbólica del Jefe de Estado se limita a reconocer que, para una parte de la población colombiana, este es un hecho de gran significación. Y, como decía antes, en la medida en que hacerlo no vulnera ningún derecho ni ninguna libertad, no veo problema en que el Presidente acompañe a los católicos de Colombia en su celebración.

Los defensores del Estado laico tenemos otros temas más importantes de los cuales ocuparnos: la discriminación por razones religiosas de la población LGTBI, las crecientes presiones de evangélicos fundamentalistas para dar fuerza de ley a su agenda, la presencia de símbolos religiosos en despachos judiciales y altas cortes, y la gestión de un Procurador que por razones religiosas ha terminado siendo enemigo de los derechos que debe defender.

No veo amenaza alguna entonces en la presencia de Santos en esta ceremonia, como tampoco la veo en el hecho de que todos los domingos y la navidad sean festivos.

Credito
ANDRÉS MEJÍA

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