Hasta pronto

Marcela Meñaca Sabogal

Hoy, luego de más de cinco años de estar en la Dirección, al momento de mi retiro, confirmo que la ADT está llamada a continuar esa labor de permanente preocupación por el devenir local.

Asumí la Dirección Ejecutiva de la ADT hace más de cinco años con la firme convicción de que esa institución, producto de una iniciativa altruista del sector privado de la región, constituía un pilar fundamental para el desarrollo del Tolima y pieza clave dentro de la alianza de los sectores público, privado y académico para alcanzar las metas que, en algunos casos, han sido esquivas para el Departamento.

Hoy, luego de más de cinco años de estar en la Dirección, al momento de mi retiro, confirmo que la ADT está llamada a continuar esa labor de permanente preocupación por el devenir local. Es la ADT la instancia que por más de 48 años ha sostenido en la agenda temas que han tardado décadas en concretarse, pero que poco a poco se están convirtiendo en realidad.

Su carácter apolítico y la transparencia con la que ha manejado todos sus actos imprimen credibilidad y confianza y han permitido conservar un discurso coherente ajeno a los devenires partidistas y a los cambios de gobiernos.

Su trayectoria es reconocida a nivel regional y nacional y su participación en iniciativas que buscan el mejoramiento del nivel de vida de los ciudadanos ha sido muy bien calificada por el Gobierno central.

Proyectos como Tolima Digital y Tolima Vive Digital, liderados por la ADT durante los últimos cuatro años y que cuentan con el concurso del Ministerio de las TIC, la Gobernación del Tolima, la Alcaldía de Ibagué y de algunas instituciones privadas como la Universidad de Ibagué y las Cámaras de Comercio de la región, han generado progreso en las poblaciones menos favorecidas del Departamento.

Son más de 30 municipios los que  han sido impactados con la llegada de la tecnología de las comunicaciones. Cuarenta y tres Centros Comunitarios Digitales, 12 Aulas Musicales Digitales, una importante red de videoconferencia y antenas para la prevención y atención de desastres, un consultorio jurídico virtual, 11 zonas WiFi y muchas otras más herramientas que, acompañadas de la pertinente capacitación y orientación, han llevado posibilidades de desarrollo y conocimiento a niños, jóvenes y adultos, la única manera de vencer el atraso y la pobreza.

El monitoreo a las grandes obras de infraestructura y el trabajo por atraer inversión y proyectos que generen riqueza son tareas misionales del diario vivir de la Asociación.

La ADT seguirá viva por muchos años más y como lo ha hecho siempre, continuará con el concurso de sus Asociados, honrando la memoria y los anhelos de sus fundadores y luchando por un mejor Tolima.

Desde hoy, suspendo esta columna por un tiempo, toda vez que me radicaré fuera de la ciudad. Agradezco a mis lectores por haberme acompañado durante estos años y a Editorial Aguasclaras y a EL NUEVO DÍA, por haberme permitido este espacio de reflexión sobre las posibilidades de futuro del Tolima.

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