Navidad con responsabilidad

Miguel Ángel Barreto

Los mejores regalos que le podemos brindar a nuestros familiares, amigos y vecinos en esta Navidad son precisamente el respeto, la solidaridad y la responsabilidad. Vivimos un tiempo excepcional en la historia de la humanidad por cuenta de la epidemia por coronavirus que requiere un compromiso total con nuestro círculo vital.
PUBLICIDAD

Respetuosamente hago un llamado a los tolimenses y colombianos a que nos protejamos entre todos en estas festividades navideñas, en el período vacacional y en las celebraciones de comienzo de año. Continuamos en alerta roja ante la expansión de los contagios y la estrecha disponibilidad de unidades de cuidados intensivos. Evitemos las reuniones con los familiares y amigos, y sigamos usando todas las medidas de bioseguridad como son el tapabocas, el gel antibacterial, el alcohol, el lavado de manos y principalmente guardemos el distanciamiento social. 

No olvidemos que esta Navidad no será la misma para más de 41 mil familias colombianas que perdieron un ser querido por el coronavirus. Todos ellos merecen nuestro reconocimiento, respeto, toda la solidaridad de la sociedad y un mayor compromiso de todos nosotros para evitar nuevos fallecimientos.

En este orden de ideas, el gobierno del presidente Iván Duque y su ministro de Salud, Fernando Ruiz, tomaron el pasado 23 de diciembre medidas aún más restrictivas para ciudades como Cúcuta, Ibagué, Pereira y Cali, que pueden que a muchos no les guste, pero que resultan indispensables para frenar el ritmo de contagios, que caprichosamente no ceden y que podrían colapsar el sistema de salud en cuestión de semanas.

Importantes capitales del país enfrentan hoy una alta ocupación de las UCI y los medicamentos para intentar salvar la vida de los pacientes se agotaron prácticamente en toda la región suramericana, lo que obliga a efectuar un uso racional de las reservas existentes mientras se pueden producir o adquirir estos  fármacos que resultan indispensables para intentar salvar la vida de un ser humano intubado en una UCI por coronavirus.

Adicionalmente contamos con un personal médico y asistencial con altos índices de contaminación por su permanente exposición al virus y un agotamiento que sale de enfrentar diariamente esta enfermedad. Ese primer anillo de seguridad, en medio de esta batalla biológica, se ha visto fuertemente golpeado y requiere un reforzamiento de profesionales y auxiliares. 

No obstante, el papel de las EPS sigue siendo cuestionable ante el muestreo, toma y entrega oportuna de resultados, lo que dificulta la toma de decisiones, retrasa o impide los cercos epidemiológicos y deja vacíos de su actuación en medio de la pandemia. La crisis la ha soportado en mayor medida el Gobierno, Minsalud, gobernadores, alcaldes y las golpeadas IPS, especialmente los hospitales públicos de II y III nivel. Me temo que las EPS no han estado a la altura de la emergencia.

Lo que vivimos es una guerra, no contra otra nación, sino contra un virus que ya partió la historia de este siglo en dos, antes y después del Covid-19, que deja 1.7 millones de muertos y a la economía mundial en serios aprietos, para algunos expertos en recesión, siendo  especialmente triste el crecimiento exponencial de la pobreza en los denominados países del tercer mundo y que botará por la borda años de trabajo contra este flagelo.

En este contexto no podemos obviar lo que sucede en el Reino Unido con una nueva cepa del Sars-Cov-2 aún más contagiosa y agresiva, que esperamos retrase su llegada a nuestro medio hasta que logremos avanzar en la inmunización de 20 millones de compatriotas. Por estas y muchas razones no podemos bajar la guardia. 

Feliz y responsable Navidad para todos. Un fuerte abrazo y que Dios nos siga brindando salidas y la oportuna ayuda en medio de todas las adversidades.

MIGUEL ÁNGEL BARRETO

Comentarios