Seguridad ciudadana, ¡el gran reto!

Miguel Ángel Barreto

La seguridad y la consolidación de la convivencia ciudadana constituyen hoy los principales retos para los municipios colombianos. Según la Policía Nacional, las muertes violentas se dispararon en un 62 por ciento durante los fines de semana, lo mismo que las riñas y las lesiones personales.
PUBLICIDAD

Una reciente encuesta de Fenalco reveló que siete de cada diez comerciantes en Bogotá no se sienten seguros en su lugar de trabajo. En Ibagué, el panorama no se aleja de esa realidad, los estudios de percepción ciudadana señalan que más del 50 por ciento de los habitantes de los barrios se sienten inseguros. Es común que los titulares de prensa sean acaparados principalmente por casos de sicariato tanto en la capital ibaguereña como en algunos municipios del Departamento. El raponazo, los hurtos en moto y el atraco a mano armada se han convertido en el pan de cada día.

Explicar el fenómeno es complejo, pues se cree que el crecimiento de la pobreza extrema y monetaria derivada de la pandemia está llevando a que se atomicen estos fenómenos delincuenciales. En este escenario las bandas dedicadas al microtráfico de estupefacientes se constituyen en un peligroso motor de la delincuencia que altera las dinámicas en las ciudades.

Buena parte de los muertos que surgen en aparentes ‘ajustes de cuentas’ se generan en la subcultura del narcotráfico, que pretende dominar el comercio ilegal de alucinógenos en comunidades enteras y que cada vez se acercan más a nuestros menores de edad. Este fenómeno exige atención y seguimiento por parte de las autoridades, además del respaldo por parte de la sociedad a través de cooperación y denuncias. También, urgen campañas de prevención. 

Celebro entonces que el Gobierno Nacional dispusiera más pie de fuerza para contrarrestar estas actividades criminales. Es determinante recuperar el control de capitales como Bogotá y Cali, y no dejar que municipios de menor tamaño caigan en manos de organizaciones criminales. 

Desde el partido Conservador y el Congreso siempre hemos estado comprometidos y dispuestos a apoyar la lucha contra la criminalidad. No obstante, esta batalla también habrá de librarse con mayor ahínco desde la institucionalidad, a través de una educación más incluyente en todos los ámbitos, con una contundente política de inversión pública y privada en los territorios, y especialmente con una oferta institucional para los sectores más vulnerables.

Recuperar la seguridad en nuestro entorno es una ardua labor en la que todos los colombianos tenemos que aportar. 

 

MIGUEL ÁNGEL BARRETO CASTILLO

Comentarios