El precio de la canasta familiar no puede seguir disparado

Miguel Ángel Barreto

Los efectos económicos de la guerra de Rusia contra Ucrania, la crisis de los contenedores, el encarecimiento del transporte marítimo, la devaluación y las fluctuaciones del petróleo están generando presiones inflacionarias en todas las economías del orbe, pero con más graves consecuencias en países en vía de desarrollo como el nuestro.
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Existe una enorme preocupación por la capacidad de compra de los colombianos, especialmente de los productos agropecuarios, que me temo seguirán por las nubes. Se estima que el IPC al terminar este año superaría el 8 %.

Los precios de los alimentos siguen disparados, tanto en las cadenas como en las plazas de mercado. A su vez, los agricultores se quejan, con razón, del incremento de insumos y fertilizantes, que superan el 150 % y 80 %, respectivamente. 

Cultivar una hectárea de papa pasó de 18 a 30 millones y en el caso del arroz y el maíz, de 4.3 millones a más de seis millones. Para los pequeños productores se hace inviable continuar con las siembras, por lo que el estimativo de reducción de siembras podría ubicarse en el 35% para el segundo semestre. 

El panorama es complejo y lo que está en ciernes no es nada más ni menos que la seguridad alimentaria del país y el empleo de campesinos y productores en general. 

De hecho, desde la Comisión Quinta del Senado participé el martes en el debate de control político en el que fue citado el ministro de Agricultura, Rodolfo Zea; la ministra de Comercio, Ximena Lombana; la directora del ICA, Deyanira Barrero; y el director de Dane, Juan Daniel Oviedo, para abordar las nuevas fórmulas que permitan bajar el costo de los fertilizantes y abonos.

Conscientes todos de la complejidad del actual escenario en esta oportunidad y como agenda de trabajo quedaron temas puntuales, como lo es el aumento del presupuesto del Ministerio de Agricultura desde la próxima vigencia, que no puede seguir siendo menor al 1 % del PGN. 

Estoy convencido que la cifra debe alcanzar por lo menos el 5 % para garantizar la protección de las actividades productivas y dotar el sector de instrumentos relacionados con investigación, innovación, tecnología y competitividad. 

También es importante evaluar, de manera urgente, la posibilidad de dotar el Fondo de Acceso a los Insumos Agropecuarios (FAIA) de recursos por el orden de los 80 mil millones de pesos para garantizar el suministro de insumos y fertilizantes, así como orientar otros apoyos estratégicamente a producción, transporte y almacenamiento de alimentos, ya que la oleada invernal que vive el país empeora la actual coyuntura. 

Celebramos y vemos con buenos ojos las medidas que se han adoptado por parte del Gobierno nacional para paliar la crisis, por ejemplo: la reducción al 0 % de los aranceles a más de 39 insumos agropecuarios, los 1.6 billones destinados en créditos con tasas subsidiadas, el apoyo en las exportaciones de productos como el arroz y la ley insumos agropecuarios, entre otros. 

Los factores externos e internos que enfrentamos golpean hoy con mucha fuerza el aparato agropecuario y la canasta familiar de los colombianos, razón por la cual seguimos hoy más comprometidos para que nuestra agricultura tenga mayores recursos, se generen más oportunidades para nuestros campesinos y no se ponga en riesgo la seguridad alimentaria de la Nación.




 

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Miguel Ángel Barreto Castillo

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