Desayuno: Free fall

Los admiradores del modelo económico que los "mechimonos del Norte" (así llamaba el maestro Salustiano Tapias a los gringos) han impuesto a sus países "amigos", deben andar "de catre".

Y no es para menos, la más reciente crisis que estuvo a punto de causar que los Estados Unidos fueran reportados a Data Crédito por malas pagas e hizo que a medio mundo se le descolgaran las bolsas, es una nueva prueba de la decadencia del imperio capitalista.

Y es que, como dice un refrán muy colombiano, "de donde se saca y no se echa, se acaba la cosecha". Ellos que todo lo pueden, que todo lo saben, que a todo el mundo califican y certifican, que se meten en cuanta guerra aparece y si no la hay, se la inventan cuando les conviene, no podían andar impunemente por ahí derrochando montones de dólares sin que, un día, tanto desafuero les pasara cuenta de cobro.    

Porque cuando se hable de desafueros, siempre habrá que mencionar a estos "generosos" vecinos de América del Norte. Precisamente acaba de cumplirse un nuevo aniversario, el 66 (para los que creen en lo diabólico, sólo faltaría un 6 para formar el número de la bestia) de, tal vez, el acto más violento que han podido cometer en todos los tiempos: agosto 6 de 1945, bomba atómica sobre Hiroshima, sesenta mil muertos y más de cien mil heridos. Agosto 9 de 1945, bomba atómica sobre Nagasaki, ochenta mil muertos y un número parecido de heridos.

Ellos siempre han justificado semejante atrocidad diciendo que era indispensable para poner fin a la guerra, pero han omitido reconocer lo que afirman varios analistas: antes de los bombardeos, ya el Emperador oriental había aceptado firmar la rendición. Sea o no cierto esto último, ¿se justificaba un ataque tan desproporcionado?; asumiendo que la primera bomba era "necesaria", ¿se requería la segunda?; según los adjetivos con que ellos califican el proceder del resto del mundo, ¿eso no fue también un acto terrorista?

Regresando al tema económico, el reciente enfrentamiento entre "asnos" y "elefantes" para tratar de apagar el incendio en las finanzas gringas, resultó verdaderamente deplorable; como buenos políticos pelaron el cobre con gran facilidad y demostraron que allá, como en cualquier lugar del planeta tierra, cuando se trata de ganar elecciones no hay Patria que valga y todas las armas sucias son válidas. A propósito de los cuadrúpedos con que se identifican los dos partidos gringos, ¿por qué los Demócratas habrán escogido al burro? ¿Por recomendación de Mónica Lewinsky? Y los Republicanos optaron por el elefante, ¿como un homenaje a las orejas de Bush padre? En fin, por lo que haya sido, lo que sí les debió quedar bien claro a todos, son dos cosas que se aprenden fácilmente sin necesidad de costosos estudios de Economía en Harvard: primera, que no pueden vivir eternamente, como los aparentadores, gastando más de lo que les ingresa y segunda, que quien paga lo que debe, sabe lo que tiene.

Credito
EDGAR ANÍBAL MOLANO LOZANO

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