Desayuno: "I need Panama"

Uno de los episodios más tristes de la historia colombiana ha sido el de la separación de Panamá. En esa ocasión, confluyeron intereses nacionales y extranjeros para que se produjera el hecho.

De un lado los Estados Unidos, que requerían una vía interoceánica para su beneficio militar y económico, presionaban y amenazaban con hacer el canal por Nicaragua. Del otro, en el ámbito local, la burguesía comercial afectada en sus finanzas por la reciente guerra de los mil días, hacía todo lo posible por contribuir a la separación, para su provecho particular. Mejor dicho, se juntaron el hambre y las ganas de comer.

Como es bien sabido, la desunión ocurrió en noviembre de 1903, sin embargo y como algo paradójico, desde septiembre de 1815 en su extensa y famosa Carta de Jamaica, Bolívar escribía: "Que bello sería que el itsmo de Panamá fuese para nosotros lo que el de Corinto para los griegos".


Pero claro, cómo se les iba a pedir a los gobernantes del país, casi cien años después, que tuvieran semejante grandeza de espíritu si además, para completar, eran conservadores.


Efectivamente, el Presidente constitucional para esa época era don Manuel Antonio Sanclemente quien, a raíz de una penosa y grave dolencia prostática, fue reemplazado por su Vicepresidente don José Manuel Marroquín.


Hasta el momento de asumir el poder, don José Manuel era muy conocido por su afición a la gramática y a los apuntes ingeniosos. Se dice que él inventó el eufemismo empleado para aludir al prosaico acto de hacer pipí: "Cambiarle el agua al canario".


Seguramente lo ideó para burlarse de la dolencia de su jefe, el Presidente. También fueron muy celebradas obras suyas como el poema La Perrilla, o el tratado de ortografía en verso.


De manera que, por estar pensando en sus escritos, el señor Marroquín no supo a qué horas le desmembraron el país y con total frescura preguntaba: "¿De qué se quejan? Me entregaron una Patria y les devuelvo dos".


Y como la historia es cíclica, más o menos un siglo después, otro mandatario colombiano que requiere con urgencia impunidad para sus desmanes, esta vez salió a desacreditar la justicia nacional para justificar el asilo, en Panamá, de una de las principales testigos de tanto desafuero. Y no contento con eso, a comienzos del presente mes, viajó a ese país a seguir defendiendo su compinche, aterrado ante la posibilidad de que sea extraditada a Colombia.


Uribe no se tomó a Panamá como se ha dicho de Teodoro Roosevelt ("I took Panamá"), pero sí necesita, con desespero, que allá le sigan guardando a la conejita Hurtado para su beneficio personal.


El problema es que se puede llevar tamaña sorpresa, como decía Marroquín en La Perrilla: "Es flaca sobremanera / toda humana previsión, / pues en más de una ocasión / sale lo que no se espera".


Por eso, en lugar de andar en todas esas, debe dedicarse, por ejemplo, a repasar el tratado ortográfico en verso de don José Manuel: Con V se escriben Varito, ventajoso y veleidad; vergüenza con vanagloria, vendepatria y vanidad.

Credito
ÉDGAR ANÍBAL MOLANO LOZANO

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