Cuentan los biógrafos que los genios de la humanidad, por esa abstracción en que generalmente permanecen, se vuelven huraños y malgeniados al punto de no tolerar siquiera que se los contradiga. Para poner un ejemplo concreto, podríamos hablar de los grandes exponentes de las ciencias económicas.

Los viajes al extranjero siempre han despertado el interés de los presidentes colombianos. Debe ser por aquello de "mejorar la imagen internacional del país", porque en lo atinente a la nacional, para ellos siempre estará inmejorable.

Hay momentos de la vida en que por distintas razones es necesario demostrar, así sea de dientes para afuera, cierto propósito de enmienda.

Cuando el fiscal investigador de la extraña muerte del estudiante Luis Andrés Colmenares dijo: “Ese caso es un verdadero chicharrón”, Angelino sintió que se le hacia agua la boca y ordenó que sus asistentes ubicaran de inmediato al funcionario, para que confesara dónde había conseguido esa fritanga tan apetitosa.

El tropicalismo que siempre ha padecido este país, ha ocasionado que los deportistas nacionales sean tratados unas veces como semidioses, y otras como trapeadores. Y es que falta mesura para analizar sus actuaciones.

Y todavía hay quienes se atreven a decir que ser lambón no paga. ¿Vieron lo que ganó Rafael Pardo por sólo haber tenido el fino detalle de madrugar a promover la reelección de Santos? Es que Juan Manuel sabe ser agradecido, y como el pasado 31 de octubre estaba exultante de felicidad porque,

Por contradictorio que parezca, puede decirse que la pelea interna de los conservadores se puso al rojo vivo. Hasta ahora, el punto más alto de la disputa se dio cuando, como se dice coloquialmente,

Con seguridad muchos de ustedes recuerdan esa canción cuyo estribillo dice:

A finales del mes de octubre, hace 39 años, el boxeador colombiano Antonio Cervantes se coronaba campeón mundial de la categoría Welter Junior.

Si bien es cierto que muchas veces los políticos dan motivos para criticarlos, en aras del equilibrio hay que aceptar que en otras ocasiones son bastante divertidos y eso se les debe agradecer, porque el ser humano tiene derecho a ser todo, menos desagradecido.