Los cafés especiales, un paso adelante en el desarrollo regional departamental

Ismael Molina

No es el comportamiento normal en nuestra dirigencia regional poder construir propósitos regionales que rebasen los estrechos límites del período de gobierno o de las propuestas de corte partidista. Se está siempre con mayor disposición para minimizar las propuestas de los contradictores de turno o de los gobernantes anteriores, sin continuidad en proyectos prioritarios o interfiriendo procesos sin justificación alguna.

Por eso llama mucho la atención el entusiasmo reciente que se presenta alrededor del apoyo a los cafés especiales en el Departamento. En el trabajo realizado el año anterior alrededor de la Visión Tolima 2025 “Tolima: Agua, Vida y Desarrollo”, elevada a política pública departamental en la Ordenanza 010 de 2015, se identificó al sector cafetero, específicamente a los cafés especiales, como uno de los 10 proyectos prioritarios para que el departamento empezará a romper su situación de una economía regional perdedora y se encaminara hacia una economía regional con mayores y mejores oportunidades para el crecimiento y el desarrollo, con una inserción eficaz y eficiente en los mercados internacionales.

Lo que se identificó y plasmó en la Visión Tolima 2025 fue la necesidad de convertir el sector de los cafés especiales en una ventaja competitiva del departamento, utilizando condiciones evidentes que nuestra región posee. El hecho de que el municipio de Planadas tenga tres de las cinco mejores tasas de café del país, con condiciones agroecológicas excepcionales para la siembra del grano, con una red de productores fuerte y organizados en múltiples asociaciones, con capacidad de exportación y de vinculación con mercados y demandantes de todo el mundo, son las condiciones internas para lograr esa ventaja competitiva absoluta que se necesita.

Pero esas condiciones necesarias no son suficientes, pues se requieren otras acciones que traspasan la acción individual o colectiva de los productores, como lo es la estructuración de mecanismos de certificación que den fe en los mercados internacionales de las formas de producción y de las prácticas productivas amigables con el medio ambiente y con el respeto a las normas laborales; la construcción de infraestructura productiva y de bienes públicos que reduzcan los costos de transporte y transacción a que se ve sometida la producción y comercialización del grano y el posicionamiento de la marca de origen, son acciones complementarias que requieren de una institucionalidad local fuerte y de un apoyo decidido de los entes estatales.

Pues bien, las expresiones contenidas en la Visión Tolima 2025 buscaban tal comportamiento de las autoridades locales y departamentales. Hoy, cuando unas y otras se encuentran en manos de fuerzas políticas contrarias a las del pasado reciente, se está llevando a cabo las acciones que las comunidades cafeteras y el desarrollo regional requiere. No soy tan optimista para considerar que estas acciones son el resultado de aceptar la necesidad de actuar recogiendo los aciertos del pasado para proyectarlos al futuro, con una actitud responsable con la comunidad y con el erario público. Pienso que son más el producto de la conveniencia de hacer presencia en un municipio que como Planadas muestra cada vez mayores potencialidades de desarrollo. Pero independientemente de las motivaciones que hayan tenido las autoridades de turno, es indiscutible que esa es la vía correcta: Reconocer las oportunidades propias de cada localidad y promoverlas en los mercados hasta convertirlas en ventajas competitivas absolutas de nuestro territorio.

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