Economista
En la primera semana del presente mes la administración municipal informó de la apertura de la licitación para la culminación del primer tramo del acueducto alterno, que consiste en terminar la conducción para agua potable que deberá traerla desde el Río Coello hasta la parte alta del barrio Boquerón. Esta, es sin duda, una buena noticia para la ciudad, que ha visto aplazar tal solución por lo menos por los dos últimos períodos de la Alcaldía.
Es más relevante en tanto fue la primera de las promesas del actual Alcalde, quien lanzó su candidatura frente a los tubos botados del acueducto alterno y hoy puede señalar que ha empezado a cumplirles a los ibaguereños.
Esta decisión, acorde con la palabra empeñada, deja una preocupación. ¿Por qué se ha demorado tanto en una decisión que desde el 26 de diciembre del año anterior, con la presencia del Gerente General de la Findeter, Dr. Luis Fernando Arboleda, había sido anunciada y que se esperaba que en el primer trimestre debía quedar resuelta? Esta preocupación nace por que el precioso tiempo que ya pasó, del primer año de gobierno, hará falta para cumplir con los compromisos derivados del programa de Gobierno que se presentó para la elección del Dr. Guillermo Alfonso y del plan de desarrollo que se aprobó en el mes de mayo.
Paralelamente y como parte del destrabe de ese proceso se anuncia la aprobación del crédito por 12.500 millones de pesos por parte del Banco Agrario que tiene como destinación el financiamiento de la licitación anunciada. Pero acaso cuando se anunció el pacto con Findeter, en el pasado diciembre, no se puso de presente que los recursos de crédito estaban preacordados con una entidad bancaria que tiene la mayor experiencia como banca oficial, como lo es el Banco Popular?
Con posterioridad a los anuncios se consideró que el costo financiero del crédito era excesivo y en marzo se realizó una negociación pública donde podían participar todas las entidades financieras interesadas y de esta ronda de propuestas públicas se escogió al Bbva como el operador del crédito, por haber ofrecido la menor tasa de interés para el crédito para ejecutar la obra.
Hoy, ocho meses después, nos informan que tal entidad financiera no pudo mantener su oferta y se tiene que recurrir al único banco oficial de primer piso del país, el Banco Agrario, para resolver el entuerto generado, haciendo perder la totalidad del primer año de gobierno que, como se anotó anteriormente, será tiempo que hará falta para cumplir con lo prometido durante la campaña electoral.
La situación del tiempo perdido es más preocupante por cuanto de la puesta en funcionamiento del acueducto alterno y de su capacidad de suministrar agua potable depende la construcción de nuevos desarrollos urbanísticos, pues como lo señaló el actual Alcalde, solo las empresas que presenten como parte de sus propuestas un 20% destinado a vivienda de interés prioritario, accederá a la restringida oferta de agua potable con que cuenta actualmente la ciudad. Esa premisa pone de presente que las demoras en el acueducto alterno se trasladarán a la iniciación de proyectos constructivos necesarios para mantener la dinámica económica de la ciudad.
La decisión de hacer que los procesos licitatorios sean manejados por Findeter para los asuntos del acueducto alterno, es el producto de una sana decisión de dar total transparencia en el manejo de este asunto, como precaución ante comportamientos recientes de ingrata recordación, como lo fueron los juegos nacionales. Pero esta decisión debe acompañarse de un esfuerzo de la Alcaldía y de la Findeter, para que los tiempos no se alarguen, pues su costo en gestión de la ciudad puede ser muy alto y, en segundo lugar, se debe pensar en el apoyo a las empresas de ingeniería y contratistas del Tolima e Ibagué, que de manera creciente ven como los contratos de consultoría y obra pública son realizados por gentes sin vinculaciones empresariales con la ciudad y, que los recursos públicos generados en la ciudad se asignan en favor de contratistas y empresarios de otros lares.
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