Sentimiento Vinotinto y oro

José Adrián Monroy

El fútbol es la cosa más importante de las cosas menos importantes; es una frase de un autor hasta ahora desconocido que describe perfectamente lo que el fútbol logra despertar en quienes encontramos en él algún tipo de gusto e interés. Prueba de ello es lo que vivimos en estos días gracias a la final del fútbol profesional colombiano en donde nuestro glorioso Deportes Tolima es uno de los dos equipos que pelea por ganar una nueva estrella.

Digo nuestro porque a pesar de que ni el cuerpo técnico, ni en la plantilla de jugadores se encuentre algún tolimense, el Deportes Tolima es uno de los iconos del departamento y representa nuestro nombre en el ejercicio del deporte más popular del mundo. Paradójicamente, lo que ha pasado alrededor de la final del Tolima es la antítesis de lo que somos como sociedad. No existía ni existe un tema diferente a este, el Tolima ya no era un equipo malo, todos querían estar en el estadio, la filas eran interminables entre los que querían comprar su boleta de entrada, pero no era menor de los que la querían regalada; el miércoles pasado el Coloso de la 37 se vistió de fiesta, casi 30 mil tolimenses presenciamos el partido más importante del año (cuando a los partidos regulares no hay más de 3 mil espectadores en el estadio), todos allí somos amigos, unidos en un solo aliento, en un solo grito ¡Vamos Tolima!

Esa sensación de orgullo, de sentido de pertenencia, de regionalismo que se respiraba en el estadio es la que los tolimenses debemos tener en todas las esferas de nuestra sociedad. Unirnos por las causas sociales, en lo político y en lo cultural, querer y sentir pasión por nuestra tierra hará que juntos avancemos con el único propósito de construir un lugar mejor, en donde el egoísmo, la despiadada rivalidad, los recelos, las suspicacias, los temores y la desconfianza no tengan cabida. Que diferente sería Ibagué y el Tolima si nuestra clase dirigente caminara hacia un mismo sentido con un mismo proyecto y una misma intención.

Deberíamos ir siempre al estadio, para allí presenciar una pequeña clase de “tolimensismo” y para que en nuestra cabeza queden grabada los coros de R.V.S. (Revolución Vinotinto Sur): “Tolima es un sentimiento que se lleva en el corazón”, que bueno sería que ese sentimiento no fuese solo por nuestro equipo de fútbol, sino por todas y cada una de las cosas que existen en nuestro territorio y por los que sobran los motivos para gritarle al país que somos vaqueros tolimenses, que nuestra sangre es vinotinto y nuestro corazón de oro.

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