Carta abierta al Niño Dios

José Adrián Monroy

Sí, al niño Dios, aquel que nació en Belén de Judá y que se hizo carne para redimir nuestros pecados. Claro que los pecados de ese entonces no son como los de ahora, pero eso ameritaría un escrito aparte. Conservando nuestras tradiciones, los creyentes debemos escribirle al niño Dios y no a papá Noel, esa icónica figura que se inventó el marketing gringo y que gracias a la globalización y el capitalismo nos han querido imponer.

Mis padres siempre decían que para poder pedirle al niño Dios debía haberme portado bien durante todo el año, aunque parcialmente he cumplido esa condición, me atrevo hacerle la siguiente carta: Querido niño Dios, después de mucho pensar, quiero enviarte esta petición por mi querida Ibagué, la ciudad que tanto necesita de tu intercesión, de los que creemos en ti y la de uno que otro ateo.

Te pido por la seguridad de Ibagué, intercede por nosotros ante los malhechores que diariamente atentan contra la tranquilidad y las personas de bien de esta ciudad, para que no sigan robando y asesinando en nuestras calles y de paso, a la Policía, para que logre ser más efectiva y contundente al combatir la delincuencia.

Te pido por nuestra movilidad, los trancones se han convertido en el pan de cada día y ya se necesitan acciones más allá del pico y placa (medida que funciona, pero es coercitiva), como que se realice alguna de las importantes construcciones que mejorarían ostensiblemente el tráfico. El repartidor vial de la calle 60 con carrera 5, el de la calle 25 con Guabinal o el de la calle 60 con la Ambalá. Si la alcaldía no cuenta con el presupuesto necesario para hacerlo, ilumina, Divino Niño, al Sr. alcalde, que permita la intervención del Gobernador en alguna obra, él tiene toda la disposición.

Por último, te pido por todos los ibaguereños, para que se sientan orgullosos de haber nacido aquí y que, al hacerlo, la quieran y actúen con cultura y conciencia ciudadana. Danos un poco de aquello que en exceso les has dado a los paisas, que de eso saben de sobra. Permíteles que los empleos que genere el sector público del municipio puedan ser ocupados por ellos y no por foráneos, así se mejoraría notablemente la economía de la ciudad. Todo esto, te lo pido Niño Jesús, para que por los méritos infinitos de tu infancia consueles a esta ciudad agobiada y doliente.

¡Ah! Se me olvidada, te pido que, para el próximo año, con el pretexto de alumbrar tu venida, si se vean los mil seiscientos millones que gastaron en este.

Con toda devoción, José Adrián Monroy Tafur.

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