Adiós 2016

José Adrián Monroy

Diciembre es quizás, uno de los meses más esperados del año, por todo lo que significan las fiestas de navidad y año nuevo, espacios necesarios para compartir en familia, alimentar. El espíritu, planificar los proyectos y hacer un alto en el camino con el fin de hacer una reflexión de lo bueno y lo malo que nos deja el año que se va.

El 2016 agoniza y con él una cantidad de hechos que marcaron la historia en todos los ámbitos de la sociedad y que serán determinantes en el desarrollo del año que viene. El impacto económico que generará en el bolsillo de los colombianos la reforma tributaria, la implementación de los acuerdos de paz, el comportamiento de los guerrilleros reinsertados de las Farc en las zonas de concentración y los beneficios que recibirán por parte del Gobierno nacional, además del año político que empieza por cuenta de las elecciones de congreso que se realizarán en el mes de marzo del 2018, merecerán sin duda, especial atención en el 2017.

En lo regional, después de un año de planificación en donde las administraciones construyeron su plan de desarrollo, se espera que el próximo año lleguen las grandes realizaciones en materia de infraestructura, con una fuerte inversión en lo social y en la construcción de espacios forjadores de cultura ciudadana, acompañado de acciones que se conviertan en un dinamizador que mejore la productividad y las condiciones de vida de los ciudadanos. Será un gran reto el que tendrán nuestros gobernantes puesto que el panorama financiero que se avizora para los próximos años no será el mejor.

Pese a todas estas circunstancias, quiero desearles a todos los que se tomaron su tiempo para leer este espacio que amablemente el periódico me brinda cada viernes, un feliz 2017, que Dios los colme de bendiciones, éxitos, salud, prosperidad, unión familiar e infinitas alegrías; que a pesar de las adversidades nunca pierdan la esperanza y logren todo aquello que de corazón se propongan.

Nota: No podía pasar diciembre sin recordar a un gran amigo que se fue, en un hecho que hará que jamás olvide los 25 de diciembre. Ya han transcurrido tres años desde la muerte de Luis Humberto Gómez Gallo y aún me produce un gran sentimiento no contar con su presencia. Le pido a Dios por su alma y la fortaleza que necesitan sus hijos y familiares para soportar su ausencia.

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