Más educación, menos sanción

José Adrián Monroy

El 29 de julio del año 2016 se expidió la ley 1801, por medio de la cual se estableció el nuevo código de policía y convivencia, cuya entrada en vigencia se realizó el pasado 30 de enero. Este código, más que ningún otro, debe ser asimilado y entendido por todos los ciudadanos, toda vez que sanciona con rigurosidad conductas que son frecuentemente realizadas en el desarrollo de la vida en sociedad.

Es necesario tener en cuenta que la policía puede imponerle una amonestación, participación en actividades pedagógicas y multas. Las multas, como lo explica el artículo 180, se clasifican en 1, 2, 3 y 4 y por ende, su valor cambia. La Multa Tipo 1: Cuatro (4) salarios mínimos diarios legales vigentes, aproximadamente $98.360; para la Multa Tipo 2: Ocho (8) salarios mínimos diarios legales vigentes, aproximadamente $196.720, la Multa Tipo 3: Dieciséis (16) salarios mínimos diarios legales vigentes, aproximadamente $393.440 y la Multa Tipo 4: Treinta y dos (32) salarios mínimos diarios legales vigentes, aproximadamente $786.880.

Por ejemplo, si usted saca a pasear a su mascota y no recoge su excremento, si usted es de los que lava su vehículo en la vía pública o si deja la basura en la calle tendrá una multa tipo uno. Aquellos que porten armas blancas o sustancias químicas peligrosas podrán recibir una multa tipo 2; quienes protagonicen sonidos ruidosos en fiestas o actos sexuales, obscenos o exhibicionistas en vía pública serán sancionados con multa tipo 3 y los que irrespeten, agredan o desafíen a la Policía recibirán una multa tipo 4.

Aunque la sanción funciona para corregir la actitud de las personas, tal y como sucedió con las sanciones impuestas a quienes conducen embriagados; preocupa que como pasa con la Policía de Tránsito, los agentes del orden por instrucción de sus superiores se dediquen a cazar infractores del nuevo código y no a combatir el hampa que en nuestro caso, tiene azotada la ciudad. Además, no basta con generar espacios de pedagogía para que los ciudadanos conozcan el código y eviten cometer infracciones, se debe implementar una verdadera política de cultura ciudadana que eduque a las personas y las enseñe a comportarse con respeto ante la sociedad basados en el principio de la sana convivencia.

Seguramente algunos corregirán sus acciones por evitar que se afecte su bolsillo, más no porque estén convencidos que dichas conductas sean reprochables. Es inaudito que se tenga que elevar a infracción: orinar en un poste, dejar la basura en la calle o contaminar una quebrada para impedir que la gente lo haga, eso demuestra que aún somos una sociedad inculta y con una enorme falta de conciencia ciudadana; es hora de apostarle a la pedagogía, no para evitar sanciones, sino para educar.

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