El recargo nocturno: ¿le conviene a los empresarios o a los trabajadores?

José Adrián Monroy

Acaba de ser aprobada por el Congreso de la República y está a la espera de ser sancionada por el presidente, la Ley que reduce la hora de inicio del recargo nocturno que comenzaría desde las 9 de la noche, una hora menos de cómo se venía trabajando la jornada laboral ordinaria de 6 a.m. a 10 p.m. De entrada, supone una mejora significativa a los derechos de los trabajadores porque garantizaría una mayor estabilidad para quienes realizan jornadas laborales de noche pero, ¿por qué genera malestar en el sector empresarial una hora más de recargo nocturno?

Muchos empresarios hablan de que ante el momento de desaceleración económica que vive el país, incrementar los costos laborales implica que se cancelen las intenciones de crear nuevos puestos de trabajo, de hecho, afectaría la dinámica laboral de las empresas o compañías que basan su producción en jornadas laborales continuas, por lo que tendrían que reorganizar y disminuir horarios de trabajo. Como el caso del sector de las manufacturas.

Por otro lado, Fenalco (Federación Nacional de Comerciantes) se pronunció señalando que la modificación de la jornada con recargo nocturno equivaldría a un pago de salarios y prestaciones sociales a cerca de 50 mil trabajadores que realizan funciones operativas, lo que generaría un aumento en el costo de los gastos laborales del 3.4%, justamente en el peor momento, cuando la tendencia de ventas está a la baja. Además, se corre el riesgo de que ese incremento en los gastos de nómina se traslade a un sobre costo en el precio de los productos, situación que se puede hacer extensiva para sectores como la industria y el de bienes y servicios.

Bajo estas circunstancias, coinciden los grupos gremiales que esta medida impide un ejercicio empresarial que permita ser competitivos, por cuanto desestimula la generación de nuevos empleos y aumenta el precio de bienes y servicios, y a su vez, se perdería la oportunidad de atraer inversiones de capital extranjero de empresas o franquicias que quieran operar en el país, por las condiciones laborales que se les presentan.

Así las cosas, no se desconoce la buena intención de los promotores de esta ley y del Congreso en sí, de querer darle mayores posibilidades de estabilidad laboral a los trabajadores formales del país, pero este esfuerzo puede ser en vano, debido a la coyuntura que actualmente vivimos en donde el impulso económico lo dan las iniciativas privadas (comerciantes y empresarios).

Por lo tanto, cargar tributariamente y con más peso prestacional a quienes generan empleo puede ser inoportuno. Esperemos que esta medida no ayude a fomentar la informalidad que tanto abunda en el ámbito laboral.

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