El Papá Francisco estará en nuestro país del 6 al 10 de septiembre, visitará Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena. Y como de costumbre, las reacciones por su llegada han generado toda clase de controversias entre quienes están a favor o en contra.
Los detractores por la visita del sumo pontífice cuestionan lo que cuestan los 5 días de su estadía en Colombia y el por qué el estado debe asumir gran parte de ese dinero que podría invertirse en salud, educación, infraestructura deportiva, etc.; aunque no se conoce el valor exacto, según el vicepresidente y de acuerdo a las visitas hechas por Francisco a otros países, la cifra estaría rondando los 28 mil millones de pesos, unos dos millones de dólares diarios en promedio. Además, los críticos también hablan de que en Colombia constitucionalmente se garantiza la libertad de cultos y que al ser un estado laico, tanto alboroto por el Papa sería transgredir esos derechos.
Respeto la opinión de quienes lo critican pero la visita del Papa solo tiene elementos positivos por donde se le mire. Primero. Claro que se invierten una cantidad de recursos importantes pero se recuperarán y con creces, la presencia del Papa dinamizará la economía de los lugares que visitará, hoteles, restaurantes, empleo en Logística, comercio informal, transportes terrestres y aéreos, son algunos de los aspectos que se beneficiarán; tan solo en Bogotá se tiene previsto que se perciba alrededor de unos 30 millones de dólares (90 mil millones de pesos aproximadamente).
Segundo. Además de lo rentable que resulta tener en nuestro país a Jorge Bergoglio nombre de pila del Papa Francisco, se debe tener en cuenta que él, es el jefe de estado del Vaticano, un país soberano e independiente, por lo que el Estado colombiano tiene por obligación recibir con todos los honores al Papa como jefe del estado Vaticano, lo anterior, en el ejercicio de establecer y preservar las buenas relaciones diplomáticas con los demás países.
Por último, y para mi lo más importante, el Papa Francisco es el máximo jerarca de la Iglesia católica, es el líder espiritual y religioso más popular del mundo; su llegada no puede ser más oportuna para la crisis ética y moral por la que atraviesa el país, los últimos casos de corrupción que fueron descubiertos en donde están vinculados exmagistrados de la Corte Suprema de justicia, hace pensar que tocamos fondo, el panorama es oscuro, no hay un norte claro ni líderes que representen un nuevo camino.
Por lo tanto, la presencia del Papa se necesita para que llene de esperanza nuestros corazones, que en nombre De Dios recargue las baterías de nuestro espíritu, pero sobretodo que nos llene de fe, la fe que nos permitirá volver a creer y sentir con alegría que juntos podremos hacer una Colombia diferente.
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