¡Cójanle la caña al ‘Clan del Golfo’!

José Adrián Monroy

La llegada del papa Francisco a nuestro país ha eclipsado toda información diferente al cubrimiento que merece su visita, es por eso que ha pasado por desapercibido el importante anuncio que hizo el jefe del ‘Clan del Golfo’ -alias ‘Otoniel’- de querer iniciar un proceso de paz con el Gobierno nacional.

En un video colgado en YouTube, Darío Antonio Úsuga, ‘Otoniel’, líder del extinto grupo delincuencial ‘Clan Úsuga’, ahora ‘Clan del Golfo’, leyó un mensaje en el que refirió su “voluntad firme de que en Colombia se consolide la paz de todos los colombianos” y en el que a su vez dijo querer “hacer parte del fin del conflicto, para llegar al desarme total de todos los grupos armados del país”.

Así mismo, declaró que está en disposición de acogerse a la justicia colombiana y a “suspender todas las actividades ilegales de la organización” una vez que obtenga las garantías suficientes para “alcanzar una salida digna y voluntaria” para todos sus “combatientes”.

El ‘Clan del Golfo’ es el cartel del narcotráfico más organizado y sanguinario del país. La mayoría de sus cabecillas han sido abatidos por las Fuerzas Armadas colombianas y por los que el Gobierno de los Estados Unidos pedía en extradición; solamente por ‘Otoniel’ se ofrecen cinco millones de dólares por su recompensa. Como se aprecia en el video, ellos se hacen llamar las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, disidentes del proceso de paz que en su momento el presidente Uribe hizo con las AUC.

Ante esta situación surgen varios interrogantes: ¿debe el Gobierno iniciar un proceso de paz con el ‘Clan del Golfo’?, de ser así, ¿el Gobierno debe tener un trato similar al suscrito con la guerrilla de las Farc?, pues no existe en el país un antecedente, al menos reciente, de que una banda criminal quiera someterse a la justicia buscando un acuerdo de paz.

Lo que sí se debe tener claro es que se trata de delincuentes, narcotraficantes, que no han sido actores políticos, ni su grupo armado se gestó bajo una ideología revolucionaria, por lo tanto el sometimiento debe condicionarse cuando menos al cese absoluto de las actividades delictivas y a la entrega del patrimonio ilícito y sin amplias concesiones por el Gobierno nacional.

Sería este un proceso diferente, que no se asemejaría al desarrollado con el M19, con las Farc o como el que se está surtiendo con el ELN; el camino por seguir sería tomar el ejemplo del procedimiento, la forma y el ordenamiento jurídico con los que se desmovilizaron los paramilitares, garantizando verdad, justicia y reparación a las victimas.

Cójanle la caña al ‘Clan del Golfo’. Para hacer un acuerdo se necesita voluntad y estos delincuentes ya mostraron la suya, nada se pierde haciendo el intento, ya que, como dijo el Papa: ¡No dejemos que nos roben la esperanza!

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