Castigo a los pilotos de Avianca

José Adrián Monroy

Hace ocho días inició el paro de los pilotos de la aerolínea Avianca, una de las más importantes y emblemáticas del país. Esta situación ha ocasionado la cancelación de más de 1.500 vuelos, la imposibilidad de viajar a alrededor de 150 mil pasajeros y caídas en hasta el 30% para las agencias de viajes y el sector hotelero y, para colmo de males, ya hay algunas aerolíneas que se están aprovechando de la situación cobrando tiquetes hasta cuatro veces más caros de lo habitual.

Las peticiones hechas por los pilotos pertenecientes al sindicato de Avianca parecen una broma, son totalmente desproporcionadas y sin límites. “Aumentar el 20% de su salario, reducir en 40 horas su trabajo mensual, tener 17 días de descanso al mes, ganar una prima individual mensual de dos millones de pesos, obtener un auxilio económico de 300.000 pesos mensuales para internet y teléfono, tiquetes sin limitación para ellos y sus familiares, tiquetes sin restricción de rutas para ellos y sus familiares y sin fecha de vencimiento en clase ejecutiva y con cupo confirmado, llevar equipaje ilimitado, devengar prima mensual de $500.000 pesos por transportar mercancías riesgo, estar exentos en el pago de impuesto, que Avianca asuma el pago del 70% del valor en la retención de fuente, ampliación de los servicios médicos para sus familiares y el 100% de la póliza de los servicios médicos, después de cumplir 20 años de servicio, quedar de por vida afiliados al sistema de servicio médico, que tras la muerte de un tripulante el servicio médico vitalicio sea heredado por su cónyuge, pago de seis millones de pesos a piloto, copiloto y primero oficial después de terminada la negociación con el Ministerio de Trabajo”.

Es cierto que la labor de los pilotos es considerada como una actividad riesgosa -aunque la tasa de mortalidad en el aire es la menor de todos los medios de transporte, 0,06 muertos por cada mil millones de pasajeros-, pero no se puede abusar de los derechos laborales adquiridos teniendo en cuenta que en el ordenamiento jurídico colombiano no hay derechos absolutos. Si se logra aceptar como argumento el trabajo riesgoso de los pilotos, implicaría que se otorguen contraprestaciones ilimitadas a cualquier profesión con riesgos muchos mayores como los bomberos, policías o conductores de ambulancias.

Es muy necesario, además de inminente, la intervención del Gobierno nacional en esta situación. El Congreso debe legislar con sanciones ejemplares para que cosas como estas no vuelvan a suceder, puesto que es increíble que un conflicto privado trascienda y derive en consecuencias graves a la comunidad y la alteración del funcionamiento normal de todo el país, debido a que no es solo un problema entre Avianca y el sindicato de pilotos: es un dilema que está afectando el orden público, el crecimiento económico, el comercio, el turismo y la imagen del país.

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