La seguridad, el reto del posconflicto para el sur del Tolima

José Adrián Monroy

Sin duda alguna, los procesos de paz que ha liderado el Gobierno nacional con grupos al margen de la Ley como con las Autodefensas Unidas de Colombia AUC o las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Farc -ahora llamado partido político Fuerzas Alternativas Revolucionarias del Común-, trajo para un buen sector de nuestro departamento un panorama lleno de oportunidades y esperanza; pero el gran reto que se tiene, dentro del marco del posconflicto, es lograr combatir la delincuencia común que emerge en el sur del departamento.

Municipios como Natagaima, Coyaima, Guamo, entre otros, han visto como de a poco toman fuerza acciones delincuenciales que perturban la tranquilidad de sus habitantes. Delitos como la extorsión, algunos homicidios, el antiquísimo abigeato, el microtráfico como consecuencia del aumento en el consumo de drogas de los jóvenes en los pueblos, sumado a la efervescencia incontrolada de los famosos “gota a gota”, muestra el nuevo obstáculo que afrontan las comunidades en materia de seguridad y que no puede quedar excluido de las acciones que se tienen previstas en la implementación del posconflicto.

Afortunadamente no existe información que le atribuya la responsabilidad de estos hechos a grupos delincuenciales estructurados o plenamente establecidos, pues según los informes de inteligencia de la Policía nacional, son delincuentes comunes los que cometen estos delitos y que en ocasiones se hacen pasar por miembros de bandas delincuenciales poniendo en circulación panfletos con el fin de generar zozobra y pánico en la sociedad.

Desde luego, lo que ha sucedido es un campanazo de alerta para las autoridades puesto que es el momento de ponerle freno a los delincuentes y no permitir que su accionar delictivo se organice.

No obstante, más allá de la responsabilidad que tiene la fuerza pública, es indispensable que la ciudadanía confíe en la institucionalidad del país y denuncie los hechos irregulares que padecen, de los que sospechen o de los que tengan conocimiento, de esta forma se construye una verdadera red de cooperación que será efectiva para combatir a estos pocos hampones y así, construir una real paz que sea estable, duradera y que no opaque las bondades del tan nombrado posconflicto.

Nota: Los que defienden la gestión de la alcaldía de Ibagué, dicen que son más importantes los conciertos y eventos culturales, que las obras de infraestructura. Sería muy bueno que nos dijeran el alcance que tuvo los 800 millones de pesos, que, según el Secop, costó la noche de celebración de los cumpleaños de Ibagué.

¿Será que un evento, en donde ni si quiera se llenó el Estadio, que costó 800 millones; es mejor que la pavimentación de la vía y la construcción del puente del Totumo, que beneficiará el tránsito de miles de personas incluyendo municipios vecinos? ¡No lo creo!

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