El transfuguismo en la reforma política

José Adrián Monroy

Se acerca 2018, y con él, las elecciones para elegir los nuevos integrantes del Congreso de la República (Senado y Cámara de Representantes), previstas para marzo, y la elección del próximo Presidente, cuya primera vuelta se llevará a cabo en mayo.

Desde luego, este tiempo de etapa pre electoral tiene a todos los sectores políticos del país en actividad plena, puesto que algunos buscan sostenerse en el poder y otros conseguirlo; pero ahora, con un ingrediente adicional: el partido político de las Farc, lo que hace, que, desde el Congreso, sus miembros quieran revivir la figura del “transfuguismo” mediante el acto legislativo que busca reformar el sistema político del país, que ayer inició el tercer debate en la comisión Primera del Senado y así garantizar un cupo en el Capitolio.

El artículo 2 de la ponencia propone: “Quien siendo miembro de una corporación pública decida presentarse a la siguiente elección, por partido político distinto, deberá renunciar a la curul al menos doce (12) meses antes del primer día de inscripciones, salvo que en dicho periodo el partido decida conformar coalición de listas y el respectivo miembro de la corporación pública por razones ideológicas declare que está en desacuerdo con estas, una vez definida la coalición” y blindan jurídicamente a los que pretenden utilizar esta vía agregando: “en estos eventos, con tal de garantizar los derechos de libertad de conciencia y a elegir y ser elegido, el miembro de la corporación pública podrá inscribirse por otro partido, movimiento político o grupo significativo de ciudadanos sin renunciar a su curul o incurrir en la doble militancia”.

Es decir que, desde ya, los congresistas tienen la intención de repetir curul a como dé lugar, así tengan que “voltearse”, demostrando que el ejercicio político en la rama legislativa se hace favoreciendo a unos pocos sin importar que en el camino se deban cambiar las reglas de juego porque ellos tienen la potestad de introducir “articulitos” a su conveniencia, arrimándose al partido que les ofrezca mayores oportunidades de reelección.

La crisis de confianza en las instituciones como el Congreso sucede por situaciones como esta, en que no se actúa conforme a unas convicciones o principios ideológicos que emanen de partidos políticos que hagan prevalecer la organización y la disciplina en sus militantes. Lo que pretenden aprobar, permitiendo el transfuguismo a estas alturas, confirma que el interés político de los algunos congresistas es simple y personal.

Por lo tanto, habrá que estar muy pendientes de la reforma política que se tramita, teniendo en cuenta que, tal como este artículo, podrá haber muchos más que solo favorezcan el apetito voraz de los que a su antojo modifican las leyes en este país.

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