La educación pública en Ibagué

José Adrián Monroy

Desde siempre he visto que los grandes debates político-electorales, giran en torno a dos temas que son transversales en la sociedad, la salud y la educación. Eternas han sido las propuestas que sobre estos aspectos se han planteado sin tener positivas consecuencias.

En educación, por ejemplo, revisando los resultados de las pruebas Saber 11 que presentó el Instituto Colombiano para la Evaluación de la educación Icfes, de los estudiantes que presentaron el examen en el primer y el segundo semestre de 2017, además del ranking anual que realiza la Revista Dinero en donde se incluyen los colegios públicos y privados del país; refleja que, para el caso de Ibagué, el nivel educativo deja más dudas que satisfacciones.

De los 13.425 colegios evaluados, el colegio San Bonifacio de las Lanzas es el mejor clasificado, ocupando el puesto 18, seguido por el Colegio Inglés en el 33, estos dos, son los únicos colegios ubicados dentro de los 500 mejores del país.

Después se encuentran: el colegio Samanes en el puesto 514, el Colegio Champagnat en el 572, el Tolimense en el 693, el Gimnasio Campestre en el 708 y el Santa Teresa de Jesús, que, para no hacer larga la lista, es el único colegio o institución educativa oficial que se encuentra dentro de los mejores 10 mejores calificados de la ciudad, en la posición 709, seguido del colegio San Isidro Labrador, Gimnasio Los Robles y el Francisco Jiménez de Cisneros.

Aunque los lineamientos de la educación pública en Colombia emanan del Ministerio de Educación Nacional y deben ser acatados por los departamentos y municipios que estén certificados como Ibagué, es necesario que desde la secretaría de educación municipal surja un acercamiento con los colegios privados de la ciudad que históricamente vienen siendo los mejores en el escalafón por su alto rendimiento académico, para que se repliquen las experiencias exitosas que les ha permitido buenos resultados y así, se pueda acortar la enorme ventaja que les llevan a las instituciones oficiales.

Sé, que en Ibagué se hace un gran esfuerzo presupuestal para garantizar la gratuidad de la educación pública desde primaria hasta bachillerato, esto con el fin de ampliar la cobertura de estudiantes para evitar la deserción y el analfabetismo, pero ese esfuerzo debe ir más allá, asegurando el acceso a la educación, pero con calidad.

La crisis de la educación pública en el país no solo radica en la inestabilidad de las condiciones laborales que puedan tener los docentes, también influye la deficiencia en infraestructura, elementos tecnológicos y en la capacitación necesaria para una adecuada enseñanza. No hay que olvidar, que es la falta de formación y educación la principal causa de la descomposición social en la que vivimos.

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