El éxodo por la izquierda

José Adrián Monroy

Desde el pasado 13 de octubre, el centro de nuestro continente ha sido noticia por el éxodo masivo de personas que decidieron abandonar sus países de origen en busca de cumplir el sueño americano.

Miles de Mujeres, niños y hombres salieron de Honduras -el país que más inmigrantes aporta- en una caravana que fue alimentándose por viajeros de Guatemala y El Salvador para atravesar México y llegar a Estados Unidos. ¿La razón?, en sus países no hay comida, empleo, no se garantiza el acceso a la salud, por ende, abunda la inseguridad y en donde la respuesta del estado es represiva.

Una situación similar es la que viven nuestros vecinos venezolanos, quienes han tenido que migrar de su país para encontrar unas mejores posibilidades de vida, teniendo como puerta de salida a Colombia como alternativa de subsistencia o como tránsito hacia Perú, Ecuador y Brasil.

La pregunta que de inmediato surge es: ¿qué se hizo mal en estos países para que sus habitantes prefieran dejarlo todo (familia, costumbres, arraigo), por buscar un mejor porvenir?; la respuesta, sin necesidad de hilar muy fino, la podemos encontrar en un punto común que existe entre ellos y es su forma de gobierno.

Todos estos países tienen un estilo de gobierno con una clara tendencia de izquierda, y aunque en algunos es más marcada que en otros, la mayoría gobierna bajo los preceptos del famoso Socialismo del siglo XXI, como la denominó en su momento Hugo Chávez, uno de sus precursores; siendo lo anterior, en últimas, un comunismo un poco más moderno.

Lo curioso del asunto es, que la gente sale despavorida de sus lugares de origen para sitios en los que según ellos, hay más posibilidades de crecimiento, de evolución y de verdaderas oportunidades; es así como, sin importar las condiciones, emprenden interminables travesías para poder llegar a sus destinos con la tranquilidad de que en esos países, al menos, no morirán de hambre; porque son países en el que régimen de gobierno es totalmente distinto al que los desplazó en el suyo.

El panorama internacional nos debe servir de ejemplo para que jamás tengamos que vivir algo parecido, puesto que esas políticas de intervención absoluta del estado en la economía y del paternalismo excesivo son insostenibles, y siempre se terminará de la misma manera, mal. Así que, sin querer entrar en esa vieja y absurda lucha de posiciones ideológicas, ni de rasgarse las vestiduras por la izquierda o la derecha, hago un llamado a la sensatez de quienes creen que ese modelo o esa clase de gobernar un país, son nuestra salida.

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