La mala hora del Fiscal

José Adrián Monroy

El país no atraviesa un buen momento. Por un lado, nos encontramos ante una crisis económica con un lejano final o por lo menos para nosotros los que padecemos las inclementes alzas a los impuestos como lo pretende hacer el actual gobierno; y por el otro, los constantes escándalos de corrupción que salpican a la gran mayoría de las altas instituciones del Estado.

Odebrecht, uno de los casos más sonados de corrupción de los últimos años, tiene un nuevo protagonista: el Fiscal General de la Nación, Néstor Humberto Martínez, que junto a los políticos, contratistas y banqueros más influyentes de Colombia desarrollan una historia que cuenta con infiltraciones de dineros a campañas políticas, coimas a funcionarios, el controller del contrato de la ruta del sol y su hijo están muertos (este último envenenado con cianuro) y con los verdaderos responsables libres; son situaciones que superan la realidad y que parecen un capítulo de la exitosa serie de política estadounidense House Of Cards.

El Fiscal Martínez, quien fue asesor jurídico del grupo Aval, el cual hacía parte de la obra de la ruta del sol para la época de los hechos, ha dicho por todos los medios de comunicación que desconocía todo lo sucedido y ha negado categóricamente su participación en los ilícitos. Si esto hubiese ocurrido en otra parte del mundo, seguramente el fiscal hubiese renunciado así no fuese responsable de lo sucedido, en el entendido que ya se tendió un manto de duda sobre la persona que mayor transparencia debe reflejar en el país; pero como no pasará, considero que tampoco cabe la opción de declararse impedido para conocer de estos casos porque la organización administrativa de la Fiscalía es de carácter piramidal y él se encuentra a la cabeza.

Lo anterior abre un debate sobre la figura de un Fiscal Ad-hoc para esta clase de asuntos, puesto que sería la única manera de darle imparcialidad al ejercicio investigativo que debe existir desde la Fiscalía General para el caso específico de Odebrecht; alguien que de acuerdo con su hoja de vida y por elección de las altas Cortes, tenga la probidad necesaria para que le dé garantías y transparencia al proceso, y le genere tranquilidad a la opinión pública.

Solo espero que esta maraña se resuelva por el bien del país y del Sr. Fiscal General de la Nación, para que poco a poco las instituciones recuperen la confianza y se les devuelva a los colombianos la esperanza perdida.

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