No al fanatismo

José Adrián Monroy

Desde ya y para siempre, inicio una campaña que considero es muy importante para el normal y tranquilo desarrollo de nuestra sociedad; mi campaña es en contra del Fanatismo.

El fanatismo, según la Real Academia de la Lengua española es el Apasionamiento y tenacidad desmedida en la defensa de creencias u opiniones, especialmente religiosas o políticas.

Es precisamente ese el estado en el que se encuentran muchas personas en este país, que se exalta ante las nimiedades, pero que no se inmuta ante lo escabroso y evidente. Estamos incurriendo en el error de apasionarnos sin medida, de defender posiciones indefendibles ante situaciones incuestionables, lo que nos viene convirtiendo en fanáticos y de los peores.

Aquí, el caso mas claro es la confrontación política que existe entre los seguidores del excandidato presidencial y ahora senador Gustavo Petro, y los acérrimos simpatizantes del expresidente y también senador Álvaro Uribe.

Estos dos importantes líderes han tenido desaciertos, grandes escándalos, probadas faltas que inclusive están consignadas en audios, imágenes, videos y aún así, sus incondicionales y sectarios discípulos los defienden a capa y espada.

También nos pasa con el fútbol. Los furibundos hinchas se enfrentan a muerte contra los hinchas de los demás equipos sin importar si gana o pierde el de su preferencia; el caso más connotado se vivió hace unos días en Argentina, cuando los fanáticos hinchas de River Plate atacaron el bus en el que viajaba todo el equipo de Boca Juniors, lo que provocó que se suspendiera indefinidamente la final de uno de los campeonatos más importantes del mundo: La copa Libertadores de América, que es como nuestra “champions Ligue”.

Ni hablar de lo religioso. En medio oriente llevan siglos matándose por creencias religiosas, y aunque el trasfondo de la pelea es el petróleo, el fanatismo religioso es el condimento perfecto para alimentar esa cruda guerra.

Lo anterior indica, que si seguimos de esta forma vamos a terminar mal. El fanatismo genera intolerancia, la intolerancia se convierte en violencia y la violencia es uno de los grandes males que ha agobiado al mundo y en especial a Colombia.

Por eso inicio mi campaña en contra del fanatismo, para que podamos debatir sin insultos, respetando la diferencia, valorando los argumentos y las ideas; para que respetemos las inclinaciones y preferencias de los demás, sin necesidad de recurrir a la discriminación o a la burla.

Podemos defender nuestras posiciones sin apasionamientos ni maltratos, si alguien no está de acuerdo con nosotros, no lo hace malo o bueno, simplemente piensa diferente y eso debe respetarse.

Comentarios