Ni una más

José Adrián Monroy

Los delitos sexuales vienen creciendo de una forma descomunal en el país, a tal punto que se ha convertido en habitual que los medios de comunicación difundan, casi a diario, noticias sobre las víctimas de este tipo de aberraciones.

Según cifras de Medicina Legal, la violencia sexual en el año 2018 aumentó en un 17% comparado con el 2017; estamos hablando de 48 personas perjudicadas por día, para un total de 17.564 casos, en donde la mujer se lleva la peor parte, ya que ellas representan el 84% de los afectados.

Los niños, por desgracia para nuestra sociedad, también se llevan una porción importante en esta terrible estadística, pues son los niños y niñas entre los 10 y 13 años los que más sufren esta clase de daños con 23,4 casos reportados por día.

En cuanto a los agresores, medicina legal los tiene clasificados conforme a los casos conocidos y esto hace más preocupante el panorama, puesto que el 46% de los atacantes son familiares de las víctimas, cometiendo sus delitos en el 62% de la veces en sus propias viviendas.

Hago referencia a estos escalofriantes datos por lo que sucedió hace algunos días en Ibagué. Rosmery Castellón era estudiante de grado 11 de la Institución Educativa Ciudad Luz, sobre la 1:30 de la tarde salió del colegio en compañía de sus amigas hasta la avenida Pedro Tafur.

Allí, tomó una ruta de bus con la intención de llegar a su casa ubicada en el sector de Picaleña, pero horas más tarde fue hallada sin vida y con signos de violencia sexual por vecinos del lugar que dieron aviso a las autoridades.

Todo esto nos lleva a reflexionar sobre el papel que estamos jugando en comunidad, frente a la prevención y protección de nuestros niños y mujeres. Obviamente, esta clase de actos genera el mayor grado de indignación, repudio y asco; pero, más allá de los castigos que merecen estos enfermos y depravados, que desde luego deben ser severos, implacables y ejemplarizantes, cada uno de nosotros debería asumir un rol mucho mas activo a la hora de proteger a nuestros semejantes.

No es suficiente con escribir un hashtag - #niunamas - en redes sociales, es necesario tener una actitud de comunicación, cercanía y cuidado con nuestras familias, amigos y sociedad en general; así, le limitamos el campo de acción a los pervertidos, quienes aprovechan la indiferencia que en muchas ocasiones tenemos con los demás, para frustrar el futuro de quienes logran ser sus víctimas.

¡Hagámoslo!, de esa forma reduciremos las posibilidades de que estos casos se conviertan en el pan de cada día.

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