El vía crucis de la movilidad en Ibagué

José Adrián Monroy

En los días previos a la Semana Santa, quienes vivimos en la Ciudad Musical, nos llevamos una desagradable sorpresa por las desconcertantes intervenciones que, la ahora llamada Secretaría de la Movilidad, hizo por diversas calles de Ibagué.

Desde hace algún tiempo, tuvimos que padecer reductores que, inútilmente se instalaron en algunos puntos, sin ningún tipo de justificación; los llamo inútiles porque por más que trato de entender la razón, no logro descifrar el por qué o para qué los pusieron. Por ejemplo, un reductor de velocidad a tan solo una cuadra antes de un semáforo, si ya se tiene precisamente el semáforo para controlar la velocidad y el trafico, ¿para qué reductor?, para la muestra, el semáforo de la calle 25 con avenida Guabinal.

Pero ahora, con asombro, mal acomodaron una serie de elementos para “mejorar” la circulación vehicular, en lugares neurálgicos de nuestras vías que empeoraron considerablemente el tránsito generando aún más traumatismos. Los casos son muchos: 1. La ciclorruta por la avenida Ferrocarril que se extiende hasta la carrera Primera, 2. Los estoperoles que reducen de tres a dos carriles el tramo de la calle 29 con carrera Quinta y los que restringen a un solo carril la calle 60 llegando a la glorieta de la avenida Ambalá frente al centro comercial La Estación, 3. El reductor de velocidad ubicado a la salida de la glorieta del Éxito hacia la avenida Guabinal, sí, saliendo de la glorieta, algo de no creer.

Según la Administración municipal, fue la Agencia Nacional de Seguridad Vial, entidad adscrita al Ministerio de Transporte, la que realizó el proceso de contratación e instalación por cerca de 900 millones de pesos, me imagino que la decisión de imponer estas medidas obedece a un estudio técnico del que la Alcaldía de Ibagué y la Secretaría de Movilidad tuvieron que hacer parte, no obstante, por encima del estudio técnico, si es que lo hay, no se puede pasar por encima del sentido común y de la sana lógica. ¿Como justificarán la orden que dieron de retirarlos?

Además, se incurrió en el error de no socializar e informar con la debida anticipación lo que se implementó, corriendo el riesgo de que quienes tuvieron accidentes por cuenta de las dichosas medidas, demanden al municipio; que de prosperar, tendríamos que pagarlas todos los ibaguereños.

Por último, la movilidad vial es eso, propender para que el tráfico vehicular se mueva, fluya, por hacer ágil el tránsito; en lugar de ponerle obstáculos a la vía, gasten el dinero educando a conductores y peatones para que tengan una actitud de prevención en las calles, además, ¿qué pasó con el Sistema Integrado del Transporte en Ibagué?, ¿dónde están las nuevas vías para la ciudad?, esa sí sería una solución a la ya difícil tarea de moverse en la ciudad que se convirtió en ¡todo un vía crucis!

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