De las protestas y los vándalos

José Adrián Monroy

Una vez más, las protestas que realizaron algunos estudiantes de la Universidad del Tolima en la tarde del pasado martes, se convierten en una batalla campal, esta vez, además de los daños materiales que siempre resultan en la propia universidad y sus alrededores, se suma un “escobita” de Interaseo que fue herido por una papa bomba; por fortuna, solo tuvo una fractura en el dedo pulgar del pie izquierdo. ¿Se imaginan donde le hubiese caído en la cara?

Hace unos cuantos meses, también en una protesta, quedó registrado en video, cómo unos encapuchados la emprendían contra un camión que estaba en el semáforo de la 42 con Cuarta Estadio, lanzándole papas bomba sobre el panorámico del vehículo; menos mal, el señor que conducía corrió con la suerte de que los impactos no alcanzaron a romper el vidrio, de lo contrario, habría salido lastimado.

Estos, tan solo son unos casos de lo que sucede cada vez que se realiza una protesta por parte de algunos estudiantes de nuestra universidad, que se valen de cada manifestación para deslegitimarla, aprovechando que se ocultan tras una máscara o capucha, para actuar como verdaderos delincuentes.

Este debate es viejo, porque no solamente ocurre aquí, sucede y ha sucedido en otras ciudades en donde la violencia opaca los propósitos de cualquier marcha, convirtiéndolas en movimientos de terror que circulan por las calles. Con esto no quiero cuestionar la iniciativa de las protestas, es un derecho que tenemos todos los colombianos establecido en la Constitución nacional: “Artículo 37. Toda parte del pueblo puede reunirse y manifestarse pública y pacíficamente...”.

Lo curioso del asunto es, que quienes se movilizan a exigir derechos, creen que pueden hacerlo a su antojo, pasando por encima de todos y de todo, volviéndose victimarios al vulnerar los derechos de los demás, olvidando que tienen la obligación de hacerlo pero de manera pacífica.

¿Será que los revoltosos en las protestas no saben que con sus acciones incurren en varios delitos?, lesiones personales, daño en bien ajeno, irrespeto a la autoridad y hasta terrorismo, pues cuando se ve venir una marcha, es hora de huir y esconderse.

Es indispensable que desde la fuerza pública se tomen medidas más estrictas a la hora de controlar a estos personajes, no pueden seguir generando el caos por donde pasen, hay que individualizarlos y judicializarlos; hacerles sentir que estamos en un estado social de derecho donde existen reglas y normas para la sana convivencia.

Ser estudiantes y protestar para reclamar derechos está bien, pero también existen deberes para con la sociedad; comportarse como vándalos solo configura una falta de respeto que desde luego debe castigarse.

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