Planes de Desarrollo, a rendir cuentas

José Adrián Monroy

Siempre que llega el momento de calificar el éxito o el fracaso de un gobierno, se utilizan criterios que generalmente resultan ser vagos, frívolos o subjetivos; como se viste, habla o actúa un gobernante, de que corriente ideológica es, inclusive si pudo ayudar con un puesto de trabajo o un contrato. Equivocadamente, estos elementos repercuten en los índices de popularidad y gestión de las administraciones públicas a todo nivel.

Pero lo que muchos desconocen es, que el Presidente de la República, los gobernadores y los alcaldes, tienen la obligación constitucional de construir un plan de desarrollo que sirve de base y provee los lineamientos estratégicos de las políticas públicas que implementarán a través de sus equipos de Gobierno.

Bajo estas circunstancias, el plan de desarrollo se convierte en la bitácora de vuelo de los mandatarios, allí se consignan los propósitos a largo, mediano y corto plazo, las metas y prioridades de la acción estatal y las estrategias y orientaciones generales de la política económica, social y ambiental que serán adoptadas por el gobierno, así como la financiación de los proyectos que pretenden ejecutar durante los cuatro años de periodo.

En este sentido, el Gobernador Óscar Barreto el pasado lunes rindió cuentas a la ciudadanía tolimense, dando un informe de lo que han sido sus ejecutorias desde el primero de enero del año 2016 hasta la fecha. Del informe se resaltan: los 2.700 kilómetros de vías intervenidas junto con los más de 75 mil metros cuadrados de vías urbanas de 11 municipios, más de 17.356 cupos de educación superior; el incremento del 147% en las transferencias a la Universidad del Tolima, de 3.500 millones para Indeportes y de 14 mil millones a los hospitales públicos del departamento, entre muchas más acciones de gobierno citadas.

Entonces, de acuerdo con las cifras suministradas por la Secretaría de Planeación Departamental, el cumplimiento del plan de desarrollo denominado “Soluciones que Transforman” es de un 84,62%, con una inversión de 2,9 billones de pesos; lo cual indica que el Gobierno departamental, a pesar de la desaceleración económica que vive el país, que produjo una notoria limitación de recursos, sumado al engorroso y casi estático proceso de la contratación pública, cumplió con lo prometido, alcanzando por un amplio margen las metas trazadas.

Del mismo modo, la mejor manera de medir objetivamente los logros de un gobierno, es verificando el cumplimiento en la ejecución de su plan de desarrollo. Estamos a tiempo de revisar los avances de estos planes en cada uno de nuestros municipios, para tener una herramienta que dé mayores argumentos a la hora de evaluar el rendimiento de las alcaldías y así establecer qué hicieron o si fue solo retórica.

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