El Gobierno sordo

José Adrián Monroy

Hace algunos días, antes de la realización del gran paro nacional convocado para el 21 de noviembre, señalaba en este mismo espacio que no existían unos propósitos claros sobre el por qué la gente quería marchar; finalmente, resultó que no había una sola razón sino la suma de muchas situaciones las que generan un malestar en buena parte de la población y que se evidenció en las enormes movilizaciones que hemos tenido.

Desde entonces, miles de personas han protestado por lo que algunos consideran políticas neoliberales del presidente Duque, traducidas en supuestas reformas laborales y pensionales; sin embargo, pese a que el gobierno desmintió que existieran iniciativas de cambio en materia laboral, las manifestaciones aún exigen que se respete el derecho a la vida, a la paz, a la educación, la salud, marchan en contra de la corrupción, por el cumplimiento de acuerdos pactados con antelación, entre otras razones más que se han convertido en la bandera de quienes plantean que es ahora, el momento para darle una reingeniería a la forma en la que han manejado al país durante los últimos años.

No obstante, cuando se debería, desde todas las instituciones que componen el Estado escuchar el clamor ciudadano, trabajar por generar mediante acciones de gobierno el camino hacia la reconciliación y la satisfacción de todas las esferas sociales del país por cuenta de la desconexión que existe entre las administraciones y los administrados; el Gobierno nacional en un acto de aparente displicencia, tramita ante el Congreso de la República la aprobación de una nueva reforma tributaria, que ya tuvo anuencia positiva en primer debate y que envía un mensaje de soberbia y arrogancia de poder para los que defienden los intereses de las marchas.

La ley de crecimiento económico, como la denominó el gobierno, es un paliativo ante las fallas estructurales que tiene la economía colombiana. La eliminación de la tasa al consumo para las viviendas de más de $918 millones, ¿tendrá un beneficio directo para el colombiano de a pie, que ni siquiera tiene la posibilidad de adquirir una vivienda de interés social?; o los famosos tres días sin IVA, que aplicará sí y solo sí, se cuenta con la factura electrónica autorizada por la Dian, ¿en que favorecerá a los que diariamente compran alimentos y víveres para su sustento?

No sé, si desde el Gobierno nacional no han dimensionado el tamaño de la inconformidad que se respira en esta sociedad, por lo que cada paso y cada decisión que se tome, tiene que buscar el bienestar de la mayor parte de los ciudadanos. Así que No puede, ni debe el presidente Duque, gobernar sin tener en cuenta al campanazo de alerta que ya se generó. Y no se trata de dejarse imponer la agenda por los que perdieron las elecciones, se trata de intentar hacer mejor país.

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