Predicar y no aplicar, así fue la administración con todo el corazón

José Adrián Monroy

Aún recuerdo como, en la campaña política para las elecciones locales del año 2015, el entonces candidato y hoy ex alcalde de la ciudad Guillermo Alfonso Jaramillo, utilizó dentro de las estrategias para llegar a ser el primer mandatario de los ibaguereños la ya famosa y trillada lucha anticorrupción.

El momento no pudo ser mas oportuno para él, pues hasta ahora iniciaba el escándalo por la debacle en la construcción de los escenarios deportivos para juegos nacionales, algo que todavía como ciudad nos duele; también, hizo declaraciones desde sitios que, según Jaramillo versión candidato, representaban la corrupción que había reinado en Ibagué por tantos años, el Panóptico o el lugar en los barrios del sur en donde por varios años estaban “parqueados” unos tubos que fueron comprados por el Ibal y que nunca se utilizaron.

No obstante, otra fue la actitud de Jaramillo versión Alcalde, ya que al parecer, las ganas de combatir la corrupción se quedaron solo en la campaña. Los evidentes sobrecostos en la contratación irregular del alumbrado navideño y los parques biosaludables, los onerosos gastos en burocracia, el abierto apoyo a la candidatura política de quien curiosamente como Gerente del Ibal compró los dichosos tubos que le sirvieron de trampolín al Dr. Guillermo Alfonso para llegar a la Alcaldía de Ibagué, entre otras tantas acciones non sanctas.

Por desgracia para el Dr. Jaramillo su candidato no ganó las elecciones, lo que le ha permitido al gobierno de Ibagué Vibra que lidera el Ing. Andrés Hurtado, descubrir los desmanes de la administración con todo el corazón. El último en salir a la luz pública fue el cartel que funcionaba al interior de la Secretaría de Movilidad, Tránsito y Transporte, denunciado en rueda de prensa por el mismo alcalde Hurtado; con audios y testimonios de las víctimas como prueba, quedó demostrado como funcionarios de planta de la Administración municipal que fueron nombrados por Jaramillo, hacían cobros por hacer fraudulentos trámites. ¡Corrupción descarada y rampante!

Es necesario que la actual Administración ponga al descubierto las anomalías que encontró al iniciar este nuevo periodo, no con el fin de gobernar con el retrovisor puesto, ya que eso no permitiría avanzar hacia la consolidación de los grandes retos que tiene Ibagué y la solución a un sin número de problemas que se tienen, pero sí, es importante que se de a conocer cómo se encontró al municipio, como fue manejado sus finanzas, procesos de contratación y demás; así se podría hacer una verdadera evaluación.

Todo esto me permite concluir que no basta con parecer sino ser. Y esa incoherencia entre el discurso y el hacer, entre el predicar y no aplicar, es lo que genera en la sociedad una aversión hacia todo lo que tiene que ver con lo público y lo político; por eso es que no hay credibilidad en las instituciones ni en las personas que las representan. Ese es el gran desafío de nuestros nuevos gobernantes.

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