La violencia, nuestra maldición

José Adrián Monroy

Con absoluta decepción, vi el video que circuló por redes sociales y demás medios de comunicación en donde unos personajes armados, vestidos de camuflado, cubriendo sus caras y con imágenes alusivas al ELN (Ejercito de Liberación Nacional); anunciaban que a partir del 14 y hasta el 17 de febrero a las 6:00 a.m., es decir por 72 horas, entrarían en un paro armado.
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Advirtiendo que ninguna persona podría salir de sus casas o trabajos, ni circular por las calles so pena de ser castigados por estos delincuentes, o como lo señalaron en su amenaza: “se atendrán a las consecuencias”.

Y hablo de decepción porque no puede ser posible que aún existan personas en este país que persistan en la idea de aterrorizar, amedrentar, hacer daño a sus semejantes, a los de su misma tierra, a los de su misma patria, que después de cientos de años no hayamos sido capaces de evolucionar, de aprender a ser tolerantes, a respetar, para que así podamos resolver nuestras diferencias o problemas de forma pacífica.

Solo basta con recordar como ha sido nuestra historia, para concluir que la violencia hace parte de nuestra idiosincracia; las guerras entre centralistas y federalistas dada 1812-1815, la guerra de los supremos por la supresión de unos conventos en Pasto entre 1839 y 1841, las guerras civiles que iniciaron en 1851 y finalizaron en 1902 incluyendo la guerra de los Mil días, la violencia partidista entre 1930 - 1958, o el conflicto armado que dio origen a las guerrillas en 1960 y que todavía nos agobia.

No importa cual sea la razón; ideales políticos, intereses personales, dominio y posesión de lugares para el narcotráfico. Siempre habrá un motivo para que la violencia actúe y nos condene a permanecer en un estado de miedo, estancamiento y atraso, porque la historia ya nos demostró que de las extorsiones, las armas, los secuestros, el terrorismo, el negocio de la droga y demás, solo nos queda que se ahuyente la inversión extranjera, se frene el turismo, vuelvan los desplazamientos forzados de campesinos, la improductividad del campo y por ende se fomente la pobreza.

A eso nos quieren perpetuar los del ELN y quienes en la guerra ven un magnífico negocio. Como es lógico, espero que el Gobierno nacional por intermedio de las Fuerzas Armadas actúen con firmeza, prontitud y efectividad, con el propósito de que no existan zonas vedadas para el estado Colombiano, que garanticen la seguridad como elemento esencial para una sana y pacífica convivencia y desde luego, que hagan valer la soberanía por todos los rincones de nuestro territorio. El deber ser, estaría en el marco de una salida negociada del conflicto pero ya está demostrado que con estos criminales no se puede.

JOSÉ ADRIÁN MONROY TAFUR

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