Operación Odiseo

Es imposible sustraerse y no hacer comentario sobre el hecho que, gracias a la Operación Odiseo, no tendremos más al jefe máximo de las FARC respirándonos en la oreja.

Individuo que por las circunstancias favorables en que nació, habría podido ser un profesional exitoso y ciudadano ejemplar como Guillermo León Sáenz Vargas. En cambio, con alias “Alfonso Cano”, prefirió la carrera delincuencial, convirtiéndose en terrorista, asesino, extorsionista, secuestrador e ideólogo principal del grupo narcoguerrillero que, nacional e internacionalmente, tanto mal le ha causado al país.  

Esta contundente acción fue realizada, gracias a una excelente inteligencia militar combinada con nuestros ejércitos tierra, mar, aire y fuerzas especiales.


Valga decir, que ejecutando acciones conjuntas le hacen bingo constante a las FARC, dándoles en pleno corazón. Fuera de Operación Odiseo, se destacan: Operación Jaque, espectacular, cinematográfico e incruento rescate de Ingrid Betancourt y 14 rehenes más.


Operación Sodoma, eliminación del “Mono Jojoy”, su sanguinario jefe militar. Operación Camaleón, audaz rescate de cuatro uniformados secuestrados hacía más de 12 años. Operación Fénix, muerte de “Raúl Reyes”, su mando número dos. Entonces, como dijo el presidente Santos, “no hay lugar del país a donde no llegue la Fuerza Pública. Y, si no dejan las armas, la única alternativa que tienen es una cárcel o una tumba”.


Se cumplieron tan contundentes acciones porque hoy tenemos Fuerzas Armadas profesionales cuya eficacia, reconocida internacionalmente, es debida  a su reorganización, renovación, entrenamiento y a equipos, tecnología y metodología de vanguardia, especiales para la lucha contra narcotráfico y terrorismo.


Un terrorismo que nos azota desde hace 60 años, cometiendo tanto masacres, homicidios y secuestros de civiles, militares y policías, como acciones premeditadas violentas, representadas en toma de poblaciones, atentados y sabotajes, para destruir entes y bienes de la nación, hacer daño a la población civil y quebrantar el gobierno porque, ilusamente, creen que apoyados por el pueblo un día tomarán el mando.


Por lo general, el accionar de los grupos terroristas se apoya en ideologías radicales políticas o religiosas. Los latinoamericanos se cimentan en los paquidérmicos marxismo, leninismo y castrismo. Con este discurso barato y fundamentalista reclutan ignaros milicianos e ingenuos adeptos, sobre todo europeos que, en estas guerrillas evocan la mítica figura romántica, en la cual el marketing convirtió al Che Guevara. Pero, está comprobado que en países demócratas, los terroristas jamás han tomado el poder.


Diferente acontece con quienes asumen la autoridad a perpetuidad, como ocurrió recientemente en Libia. Cosa que sucederá en Nicaragua, Bolivia, Ecuador y Venezuela, en donde sus actuales gobernantes cambiaron la Constitución para dar vía a la autocracia, soñando además con implantar en todo Latinoamérica, el trasnochado “Socialismo Siglo 21”, cuyo padre es Hugo Chávez, auxiliador principal de las FARC.


amargarita8@hotmail.com

Credito
AMPARO MARGARITA MORALES FERIA

Comentarios