La corrupción

La corrupción en sentido genérico, se entiende como la conducta improcedente del servidor público que, sin motivo propio de su cargo, recibe para sí o para otros, dineros,

prebendas, canonjías, beneficios o como se les llame, contribuyendo a que prevalezca un sistema político corrupto, más exactamente una “cleptocracia”. Sin embargo, la corrupción también encierra todos los actos que con el mismo fin, realice persona natural o jurídica.  

La corrupción no es fenómeno reciente. Entre muchos ejemplos, en la génesis humana cristiana, la serpiente sobornó a Eva ofreciéndole una manzana para prevaricar con Adán y, unidos perpetrar golpe de estado para pasarse las leyes Divinas por la faja.


En la civilización mesopotámica fue consentida la reciprocidad dádiva-favor. En Roma, la flor y nata del cohecho imperial fueron Calígula y Nerón. En el medioevo el poder espiritual, comercial y político ejercido por la Iglesia católica, apostólica y romana, hizo que su Clero se convirtiera en un duro en exacción arbitraria.


Entonces, a través de milenios, el cáncer de la corrupción ha sido práctica aceptada en sectores políticos, públicos, económicos, sociales y privados. En Colombia, a nivel burocrático, se considera casi inevitable, por tanto, ciertos ciudadanos esperan ser bendecidos aunque sea con migajas del rico festín.


La corrupción se ve natural y parte inherente a la condición humana, porque el individuo desde que nace viene sobornado. La mamá prevarica con compota, onces, helado, cine, paseo a Disney, ropa de marca y demás, para que cumpla con el sacro santo deber de comportarse y obtener buenas calificaciones.


Por un pequeño favor, el papá aceita con billetico, la abuela pringa con pandeyuca y los tíos untan con regalito. Para que estudie en la universidad lo engrasan con carro y apartamento y, así sucesivamente.


Por ende, el personaje crece convencido que todo funciona con extorsión y soborno. Además, como la corrupción ha evolucionado, pero su raíz permanece inalterable cualquier inepto puede ponerla en práctica.


Con los anteriores antecedentes, por lógica, cuando el sujeto sea profesional buscará trabajar preferentemente con ente estatal en donde brilla el slogan: CVY (“como voy yo”).


Si no tiene suerte, tocó en empresa privada, mas como sabe que la plata compra hasta la justicia, le importa un rábano cometer ilícitos. Pero, en Colombia, la Ley 1474 de 2011 que encierra el Nuevo Estatuto Anticorrupción, desde hace seis meses rige como talanquera.


Controla la gestión pública fortaleciendo mecanismos de prevención, investigación y sanción de actos corruptos, no sólo de funcionarios, también de amistades y familiares que ansiosos esperan el cuartico de hora del pariente o amigo, para ver cómo pueden forrarse en billete.


En estos casos, ya no se negocia prisión ni rebaja de penas, así que, los implicados se gozarán hasta el último año de condena. 

Credito
AMPARO MARGARITA MORALES FERIA

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