Perdono, pero no olvido

Con esta frase y triunfalismo ridículo, en ágape multitudinario en la Casa de Gobierno, Correa celebró porque la Corte Nacional de Justicia,

a la que mangonea a su antojo, ratificó carcelazo de tres años y multa de 70.920 millones de pesos, a los directivos del  diario El Universo y al columnista Emilio Palacio que, con un escrito, motivó la demanda por injuria de parte de un Presidente que, ganando fallos acomodados contra la prensa anhela amasar fortuna. Brindó con currincho porque además, con seguridad y tres cuartos, ganaría otros 3.546 millones por querella instaurada contra dos periodistas que rebelaron cómo Fabricio, su Gran Hermano, se venía usufructuando de contratos ilegales con el Estado.

    

En el festín se dirigió al “universo” leyendo una cartica de 9 páginas con babosadas tipo: “le mostramos a Ecuador, a América Latina y al planeta que podemos vencer el poder omnímodo de la prensa”. Me imagino la mamera  de convite: aplausos, concierto de bostezos y crujir de estómagos, mientras escuchaban la acartonada, patética y demagógica epístola en cuya lectura, cual protagonista de telenovela mejicana, escurrió lágrimas relatando cómo la malvada prensa desprestigiaba y difamaba su dictadura y descubría andanzas del joyerito familiar. Condenó que diarios extranjeros, sobre todo colombianos, hubieran replicado la columna de Palacio.  Pero, como en su megalomanía cree tener fans hasta en el cosmos, afirmó que le sirvió para enterarlos de cómo los poderosos, corruptos y abusivos medios de comunicación, en forma ilegítima y deshonesta, arremetían contra las conquistas democráticas de los pueblos y sus gobiernos progresistas (léase autocracias).

Para cerrar el show, asumió rol de juez para, según él en gesto muy humano, perdonar a los acusados concediéndoles remisión de “las condenas tan merecidas”. Claro, primero aulló con prepotencia: ¡Hasta la victoria siempre! También, emuló a Eloy Alfaro con "Nada soy, nada valgo, nada quiero para mí, todo para vosotros, pueblo que se ha hecho digno de ser libre". Igual, lanzó alarido ranchero: “¡Prohibido olvidar! Y, ¡Esto no va más en Ecuador, y pronto no irá más en América!” Estupideces populistas de Mesías latinoamericano sin petróleo venezolano. Por favor, con un solo deschavetado nos basta y sobra.  

Con sus peleas de púgil decadente, puso a su país en el ranking mundial de violadores de libertad de prensa. Por tanto, en el despreciable círculo de violadores de la libertad de expresión, derecho humano universal. Club al que pertenecen nada menos que las dos Coreas, China, Vietnam, Birmania, Laos, Turkmenistán, Uzbekistán, Somalia, Sudán, Arabia Saudita, Chad, Siria, Iraq, Cuba, entre otros. Correa pudo triunfar en Ecuador, pero la contraparte llevara el caso a los cortes internacionales. Y, a cada cerdo amarrado le llega su nochebuena.

Credito
AMPARO MARGARITA MORALES FERIA

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