Comunidad desamparada

Señor Alcalde, abarcando comunas Cuatro y 10, personas que habitan entorno a la carrera Quinta entre calles 37 y 42, desde largos e interminables años se han visto abandonadas y menospreciadas por todos los alcaldes, incluido Usted.

Todo por amparar dueños de establecimientos que se pasan por la faja la Resolución 8321 de agosto 4 del 83, emitida por el Ministerio de Salud, que define como 'Contaminación por ruido', cualquier emisión de sonido que afecte adversamente la salud o seguridad de los seres humanos, la propiedad o el disfrute de la misma.

Como fuentes emisoras determina objetos o artefactos que originen ondas sonoras de tipo estacionario, móvil o portátil.

Por tanto, no pueden emplearse en vía pública, zonas urbanas o habitadas, parlantes o amplificadores de sonido, sirenas, timbres u otros dispositivos similares.


Igualmente, prohíbe el funcionamiento de circos, ferias, juegos mecánicos, discotecas y otras actividades que perturben la tranquilidad de los vecinos. Además, precisa en 60 los decibeles permitidos en zonas habitacionales y comerciales de 7:00 de la noche a 9:00 de la mañana.


Resulta que en su nombre, dicho desacato es consentido por Secretaría de Gobierno, Dirección de Justicia y Paz, Dirección de Espacio Público e Inspección Ambiental y Ecológica.


Pues, empezando en jueves, todos los fines de semanas normales y de puente, la colectividad totalmente inerme, siente cimbrar edificios y casas con la música incontrolable, emitida por establecimientos de diversión vecinos.


También, hacen caso omiso Cortolima y el Comité Interinstitucional del Ruido, conformado en 2009 por Dirección de Justicia y Paz, Secretaría de Salud, Tránsito, Cortolima y Policía.


Esta última, pudiendo hacer efectivas las normas, solamente con órdenes pertinentes de quien corresponde en la Alcaldía.


O sea, sólo por cobijar a un grupillo de mercantes, más desamparada no puede estar una comunidad, en mayoría de ancianos, que ve nuevamente vulnerados sus derechos cuando Usted anuncia, con bombos y platillos, autorización para que, en las fiestas folclóricas funcionen negocios de todos los pelambres, digo yo, hasta de prostitución.


Las fiestas populares se celebran para rescatar y transmitir valores autóctonos, compartiendo folclor, gastronomía y tradiciones culturales en integración de la comunidad local con visitantes, pero no para ver zonas infestadas de antiestéticos negocios, desconchadas canecas, estopas raídas y carpas desteñidas, invadiendo andenes.


Ni tampoco, mugre por doquier, desorden, grosería chabacanería, ordinariez, más los ahítos de alcohol que arman rencillas, vomitan, orinan y defecan en cualquier sitio, contaminando el ambiente con hedores malolientes.


Señor Alcalde, es que el cuentico de fiestas organizadas con control horario y control de amplificadores, desfiles, venta de licor y comestibles, ambulantes, vigilancia especial y demás, no se lo cree es nadie.


Si fuese así, yo misma inicio los trámites de canonización de santo Luis H. que, a propósito, no existe en el santoral.

Credito
AMPARO MARGARITA MORALES FERIA

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