Nos están asesinando impunemente

Según Medicina Legal, con promedio de casi cuatro diarias, en 2011 fuimos asesinadas mil 215 mujeres. Este año el porcentaje va súper, en 5 meses hemos sido eliminadas 500, o sea, casi tres y media al día. Con este magnífico puntaje, a fin da año se verá superado el promedio, por ende, habrá premio al feminicidio, adornado con laureles impuestos por quienes administran justicia.

Es que en Colombia todos los asesinos de mujeres, reciben estímulos, recompensas y gran consideración. No importa si la muerte nos llega con brutalidad, sevicia y lacerante agonía como la de Rosa Elvira Cely, cuya bestia asesina la golpeó, apuñaló, provocó asfixia mecánica y violentó. Y, para deceso más doloroso la  empaló, ejecución usada en el repugnante Medioevo, 1500 años atrás, cuando las víctimas eran atravesadas por estaca clavada desde boca, recto o vagina. Rosa fue torturada por un  carnicero que hace 10 años, apuñaló a muerte a Dismila Ochoa Ibáñez y, por dos salarios mínimos y 18 meses de cárcel ganó su libertad.   

Este año, en Yopal, Jhoana Samacá, fue arrojada desde  un cuarto piso por su celoso y criminal compañero. Hoy esta convertida en vegetal y el culpable en libertad. El juez, amigo del malhechor lo consideró no  peligroso y, según sus principios,  le aplicó una justicia más humana. ¡Qué cerdo! En Cali, Tatiana Lloreda fue violentada y cuatro disparos la tienen en coma profundo. En Popayán y Cartagena dos criminales que, seguramente, ya recibieron laudos en beneficio, violentaron y asesinaron a sus exesposas. 

Es una situación normal que no asombra, estos son sólo seis casos entre miles cometidos por el grupillo masculino que juega a asesinar mujeres, recibiendo galardones cada vez que hacen diana. Y hay más. Entre los 23 millones que somos las colombianas, 14 millones sufrimos violencia conyugal o de género. De éstas, 6 millones recibimos  brutalismo físico, representado en patadas, puños, ataques con objetos, armas o acido, violaciones y abortos, que nos dejan a 2 millones lesionadas para siempre con heridas de gran magnitud, desfiguración facial o pérdida irreparable, de las funciones de algunos órganos. Cifras logradas con sólo el 22 por ciento que se atreve a presentar denuncia.

Según la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, las colombianas  deberíamos estar protegidas y disfrutando a plenitud el hecho de ser mujeres. Sin embargo,  aunque la Ley 1257 tipificó como delito la violencia contra nuestro género, los asesinos, los jueces y la justicia en general, se esta limpiando con la legislación, precisamente, el sitio en donde la espalda pierde su lindo nombre. Entonces, todas las maltratadas, violentadas y asesinadas, exigimos acabar con esta abyecta impunidad.



Credito
AMPARO MARGARITA MORALES FERIA

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