Delitos sexuales y maltrato en menores

Según Medicina Legal en 2011 fueron denunciadas más de 20 mil violaciones sexuales en mujeres y niños. El 86 por ciento de los estupros recayó en menores de edad, cuyos abusadores en 85 por ciento de casos son familiares, siendo niñas entre 10 y 14 años las más afectadas.

Sin embargo, según la Judicatura, del total sólo fallaron positivamente mil 600 procesos.

Hay más. Según la Fiscalía se denuncia solo un 10 por ciento, pues la cifra anual de violentados es cercana a 200 mil.


Entonces, de lejos, lo oficial no refleja la gran dimensión de delitos sexuales cometidos en menores en nuestro país. Es que, según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, en Colombia cada media hora un menor es abusado sexualmente.


Siendo los máximos violadores los padrastros, seguidos por padres, primos, hermanos, abuelos y conocidos. Además, según la Procuraduría, entre prostitución infantil y realización de cine dirigido a depravados, más de 25 mil niños son explotados.

Agreguemos que casi 40 mil menores sufren agresiones físicas o psicológicas, cometiéndose el 90 por ciento entre padres y familiares. Al discriminar, son cometidos el 34 por papás, el 30 por mamás y el 27 por allegados. El 87 por ciento se cumple en zonas urbanas y siete en rurales.

Desafortunadamente, este maltrato es silencioso y no se denuncia. Según Unicef, anualmente más de dos millones son lastimados, entre ellos, 850 mil de gravedad.

Las agresiones suceden cuando el niño descansa, duerme, come, juega o hace tareas. Como quien dice, no tiene ningún momento de paz y sosiego.

Estos delitos suceden porque la violencia infantil, incluida la sexual, es ignorada por justicia y autoridades colombianas, que en vez de proteger las víctimas las ataca en manera degradante en doble ración. Una cuando las atienden. Otra cuando un delincuente que, sabiendo como es la vuelta, ante el juez simula arrepentimiento y gimotea que también es víctima, entonces, este desconociendo cuanta Ley se dicte a favor de los lesionados y dejando el crimen en completa impunidad, premia al malhechor con rebaja de penas o casa por cárcel, aunque muchas veces ésta sea la misma del abusado.

Recordemos, entre muchos casos, que uno de estos asesinos violó hasta la muerte a una niña de dos años y, no pasó nada.

Y que el año pasado, el Tribunal Superior de Barranquilla absolvió al violador de una niña de 14 años porque la menor ya estaba en edad de consentir y, además, podía hasta formar hogar con el atacante.

Definitivamente, nuestra justicia es vergonzante. Por tanto, quien no acate el Código de Infancia, en vez de pertenecer a la rama judicial, como cualquier enfermo mental, debe entrar a un psiquiátrico a recibir tratamiento.

Credito
AMPARO MARGARITA MORALES FERIA

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