Feria de ANATO

El turismo es una de las actividades humanas más difusas, por eso, cualquier persona conceptúa sobre el término siempre legándolo a viajes, vacaciones, tiempo libre, sitios, estadía, etc.

Sobre esta base, turismo es una dinámica económica, cuyos productos satisfacen la necesidad de desplazamiento temporal no habitual, con pernoctación mínima de una noche, que implique visitar playas, ríos, lagunas, montañas, naturaleza, termales o realizar aventuras o encuentros de trabajo, deportivos, culturales, religiosos, etc.

Entre los factores que inciden para determinar la vocación turística de una población, ciudad o país, están sus recursos naturales y culturales, accesibilidad, infraestructura, servicios, organización y marketing. Este último encierra conocimiento del mercado, identificación de sus exigencias, concepción de  productos o servicios acordes con la necesidad, producción, distribución, publicidad y controles. En síntesis es el conjunto de decisiones para escoger a quién vender, qué vender y cómo vender.


La decisión a “quién vender” es estratégica y define cuáles son las necesidades a satisfacer y área geográfica de clientes. La decisión “qué vender” es táctica y define producto, características y precio. La decisión ”cómo vender” es operativa y define las acciones publicitarias para hacer conocer el producto y su modalidad de distribución. Con esta última acción entramos en materia.


En Bogotá, se realizó la 32 edición de Anato, feria internacional que enseña lo más avanzado en temas turísticos y expone productos y servicios nacionales organizados en “paquetes turísticos”. En otras palabras, son productos unitarios a precio establecido que incluyen transporte, alojamiento, alimentación, recreación, visitas, excursiones y otros. Ibagué y Tolima participaron en Anato, perdiendo la oportunidad de utilizar el evento como herramienta de marketing. Aunque en sendos, estéticos y contiguos stand que sumaban 21 metros frontales, no concurrieron asociativamente. Cada uno lo hizo por su lado haciendo alarde de sus secretarías de turismo con escudos, logos, slogans y revistas.


Qué pesar, gastaron más de 200 millones de pesos en la participación, sin haber captado que a Anato se va es a promocionar región. Tampoco, han entendido que quienes negocian con las aerolíneas, oficinas de turismo y agentes mayoristas de viajes nacionales o extranjeros, no son los departamentos o municipios, sino las agencias de viajes regionales. Y, que lo importante son las transacciones que estas puedan lograr.


Y, como aún no emulamos regiones con variedad y cantidad de paquetes turísticos, en vez de gigantesco stand, es necesario capacitar los implicados para enseñarlos a idear productos que satisfagan el grupo objetivo. Y, además, que sean notoriamente sostenibles, vendibles y lucrativos. En resumen,  para conseguir imprimirle al Tolima vocación turística, es importantísimo ofrecerle preparación a los involucrados y asistir a los eventos como una unidad compacta. Lo demás, es exhibicionismo que no lleva a ninguna parte.


Credito
AMPARO MARGARITA MORALES FERIA

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