Stilum franciscum

En época helénico-romana cuando, entre los más pobres y miserables, se empezó a fortalecer la comunidad cristiana, hubo varias corrientes teológicas, cristológicas, cosmovisionales, eclesiales, organizacionales y políticas, emprendiendo cada una luchas intestinas para posicionarse.

De todas maneras, nombraban obispos-párrocos. En el 67, a Lino I le correspondió ser el primero en Roma. En el 300, con Silvestre I, el cargo empezó a tener relevancia en el cristianismo. A finales del 600, la Iglesia de oriente se separó. Entonces, el párroco romano generó en Sumo Pontífice de la corriente católica apostólica y romana que dominó occidente.

Una Iglesia que como todas, fue imponiendo teologías, dogmas, jerarquías, clero, liturgia, cultos, evangelización y, en algún tiempo  hasta poderío político y militar en casi toda Italia. También, se inventó el nefasto medioevo, enquistando en Vaticano persecuciones, favoritismos, contubernios, felonías, corrupción y prevaricato. Además, discriminación femenina y de minoritarias, finanzas putrefactas, más pedofilia  y, sobre todo, encubrimiento.


Por ende, el catolicismo necesita un Pontífice proactivo que asuma el control. Jorge Mario Bergoglio, hoy Francisco a secas, parece ser la persona justa en el momento justo, pues muestra tener coherencia entre pensamiento y acción. No aceptó extravagantes vestiduras, ostentosos ritos ni palacetes reales. Parece que desarrollará el oficio papal, muy cercano a su grey como lo hizo Jesús. Como párroco de Roma, lo demuestra dirigiéndose a la feligresía en italiano standard y no en aquel áulico formal, solemne y ceremonioso usado por sus antecesores.


Papa Francisco se siente pastor, quiere continuar siéndolo y, como tal quiere ser tratado. Entonces, los Mass Media no pueden convertirlo en caricatura liofilizada de azucarado héroe de ficción. Da risa como exaltan las acciones que, en su cotidianeidad de Papa debe realizar. Y, como si hubiera llegado de Marte, se asombran porque se comporta como un ser humano sin poses, gestos o palabras estereotipadas cuando se acerca a sus fieles.   


Algunos prelados afirman que “Finalmente un hombre de Dios”, llegó al Vaticano. Quizás tengan razón. Empero, para poder mejorar la deteriorada imagen vaticana, Bergoglio, latinoamericano con talante de vecino, parce o amigo de familia, tiene que desaparecer los esqueletos, demonios y fantasmas que la iglesia guarda en el armario. Y, aunque no concordemos con sus retrógradas posiciones sobre  aborto, familia, homosexualidad y eutanasia, parece ser que el “stilum franciscum” proporcionará un nuevo amanecer al catolicismo.


Doctrina que podría empezar a medir su línea de tiempo como antes y después de Francisco, nombre que al parecer tomó de San Francisco, quien no fue el empalagoso amigo de lobos y pajaritos que presenta la iconografía tradicional, pues evangelizando herejes fue recio, duro, tosco. ¿Asombroso? No. Jesús al ver el templo convertido en plaza de mercado, cogió a fustazos a negociantes y compradores hasta desocupar la casa de su Dios.

 


Credito
AMPARO MARGARITA MORALES FERIA

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