Confidenciales políticos

Hermógenes Nagles

El sorpresivo giro político de Álvaro Uribe, enemigo declarado de Germán Vargas Lleras, ordenándole a su bancada del Centro Democrático acompañar al Partido de la U, al liberalismo y al conservatismo en la votación que estableció inhabilidad de un año y no de cuatro para el Vicepresidente de la República, dentro de la Reforma de Equilibrio de Poderes, sigue siendo motivo de especulaciones. Dicen que desde ese mismo momento la aconductada escuelita del expresidente se rompió en mil pedazos, porque las damas y los caballeros que le decían sí a todo lo que les decía Uribe, como un enjambre de pollitos, entraron en rebeldía. La primera en poner el grito en el cielo fue Paloma Valencia, quien no se tragó el sapo y en una esquina del Capitolio, con los ojos anegados en llanto le dijo a Uribe que estaba dispuesta a renunciar a su partido.

“Paloma, no acepto tu renuncia”, le respondió a secas el expresidente a la encolerizada senadora.

El malestar estomacal de los uribistas continúo todo el fin de semana anterior, desde cuando se insiste en una nueva renuncia: la del parlamentario de Bogotá, Edward Rodríguez, fiel y firme escudero del CD, quien tiene la intención de dejar las toldas uribistas por la inexplicable posición de su jefe. “Es un joven impetuoso, pero buen muchacho”, comentó Uribe en el Capitolio Nacional, sin darle mayor importancia al brote rebelde.

El guiño del expresidente Uribe en favor de Vargas Lleras se volvió, también, un rompecabezas para el presidente Santos pues él no imagina, no comprende qué cosas se movieron tras bambalinas para que se generara ese cambio de actitud del principal enemigo de este gobierno. ¿Qué acercamientos se dieron para que se provocara una postura tan suave del hoy senador Uribe con respecto a Vargas Lleras?. Porque hasta el pasado miércoles todos esperaban lo peor. Lo más seguro era que Uribe le pusiera la lápida a la aspiración presidencial de Vargas Lleras para el 2018.

Mientras Santos pone la bola de cristal algunos observadores de la cosa política han lanzado la especie de que ese empujón al vacío del senador Benedetti contra Vargas Lleras, para sacarlo del ring de los presidenciables en el 2018 fue lo que dio origen a la primera jugada “maestra” de Uribe en esta larga partida de ajedrez político. “Yo le abro el salvavidas a Vargas y lo meto de una vez a mi canasta de huevos”, tal vez pensó el maquiavélico expresidente.

Lo que sí se sabe es que Vargas Lleras quedó muy magullado de la última embestida de los liberales. Hasta se ha llegado a decir que por ratos el Vicepresidente le echa la culpa de ese golpe traicionero al mismo presidente Santos, pues todos saben que por debajo de la mesa, la Casa de Nariño quiere poner a sonar otro candidato presidencial y para llevar a cabo esa estrategia el escogido sería el actual Minhacienda, Mauricio Cárdenas Santamaría, hijo del expresidente de la Federación Nacional de Cafeteros, Jorge Cárdenas Gutiérrez, cuasi padre putativo de Santos.

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